Crecer, conexión y adaptación: los 3 hábitos claves para una vejez saludable

Los tres hábitos ofrecen un marco de acción concreto para construir una vejez saludable y con propósito
Crecer, conexión y adaptación: los 3 hábitos claves para una vejez saludable
Salud Foto: Canva
jueves, 30 de octubre de 2025

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El camino hacia una vejez plena y saludable no es cuestión de suerte, sino el resultado de hábitos conscientes cultivados a lo largo de la vida. La médica y gerontóloga Dra. Barbara Burnight, pionera en el estudio del envejecimiento exitoso, identifica tres pilares fundamentales que nos permiten vivir los años dorados con vitalidad, propósito y bienestar.

Estos hábitos forman una tríada poderosa que transforma el envejecimiento de un proceso pasivo a una etapa de continuo desarrollo y disfrute. Ignorar cualquiera de ellos puede tener un impacto significativo en la calidad de vida.

Los 3 hábitos para una vejez saludable

El primero de los pilares para la salud es el concepto de crecer, entendido como una fuente esencial de vitalidad a cualquier edad. La Dra. Burnight subraya que el crecimiento personal es una necesidad humana que no se extingue con los años. Para mantener esa chispa, propone desafiar activamente la comodidad, empujándonos a aprender cosas nuevas y a animarnos a lo desconocido. Esto puede ir desde probar un pasatiempo completamente diferente hasta estudiar un tema que siempre nos ha intrigado. La clave está en cultivar persistentemente la curiosidad y sostener la mente activa, lo que tiene el doble beneficio de retrasar el deterioro cognitivo y fortalecer la autoestima.

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El segundo hábito crucial en la salud se centra en la conexión, pues la calidad de nuestras relaciones humanas influye directamente en la salud y la felicidad general. Burnight destaca que los lazos sociales son tan importantes como el ejercicio físico y una dieta equilibrada. Es vital cuidar activamente estos lazos, mantener el contacto frecuente y significativo con amigos y familiares, e involucrarse en nuevas comunidades o grupos de interés. Las interacciones sociales frecuentes y significativas ayudan de manera probada a prevenir la depresión y el aislamiento, dos factores que, tristemente, suelen reducir tanto la expectativa como la calidad de vida en la tercera edad.

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El tercer pilar es la capacidad de Adaptación, un concepto que se vuelve central dado que el envejecimiento implica enfrentar una constante ola de transformaciones en la salud física y emocional. Adaptarse, según la autora, no es sinónimo de resignarse ante las pérdidas o los cambios inevitables, sino una habilidad para responder a ellos con flexibilidad mental y emocional. Requiere una mirada activa y constructiva ante las nuevas realidades. Entrenar esta flexibilidad permite navegar las dificultades sin quedar anclado en la frustración o la negación de los hechos.

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