¿Qué hacer con una habitación cuando se van los hijos? La respuestas de un decorador
Cuando los hijos abandonan el hogar, una habitación vacía puede convertirse en un recordatorio constante de su ausencia. Sin embargo, para un decorador, este espacio representa una oportunidad única para reimaginar el hogar y adaptarlo a una nueva etapa de vida. No se trata de simplemente cerrar una puerta, sino de transformar la habitación en algo funcional y significativo.
La clave en la decoración de una habitación vacía cuando se van los hijos es pensar en el futuro y en las nuevas necesidades de los padres, ya sea creando un espacio para el ocio, el trabajo o simplemente para el disfrute personal.
La decoración de una habitación vacía
Una de las ideas más populares y versátiles es la creación de espacios polivalentes. Un decorador puede transformar la habitación en un área que sirva para múltiples propósitos. Por ejemplo, se puede diseñar una zona de estudio con una gran librería y un escritorio, que se integre con una cama abatible oculta. De esta forma, el espacio puede funcionar como oficina durante el día y como dormitorio de invitados cuando sea necesario. Las puertas correderas, ya sean opacas o translúcidas, permiten comunicar o aislar el espacio según las necesidades, optimizando así cada metro cuadrado.

Para aquellos que buscan una transformación más radical, una opción es crear una suite principal más grande y lujosa. Si la habitación de los hijos está junto al dormitorio de matrimonio, una reforma interesante es derribar la pared que las separa. Esto permite crear un vestidor independiente, un baño integrado o un rincón de lectura que se conecte directamente con la habitación principal. Este tipo de cambios no solo aumenta el espacio, sino que también mejora la circulación y la entrada de luz natural, convirtiendo el dormitorio en un verdadero santuario personal.

Otra opción que hemos realizado en varios proyectos es la integración de la habitación en el espacio de la cocina. Esto puede hacerse de diferentes maneras, por ejemplo, derribando la pared para abrir la cocina o añadiendo una pequeña zona de desayuno. En un hogar donde los hijos ya no viven, la cocina puede convertirse en el centro de la vida social. Al integrarla con el espacio adyacente, se crea un ambiente más amplio y luminoso, ideal para recibir a invitados o simplemente para disfrutar de las comidas en un entorno más relajado y moderno.