No lo creerás: esto sucede si realizas flexiones de brazos todos los días
Hacer flexiones diariamente se ha vuelto una práctica popular entre quienes buscan fortalecer su cuerpo sin depender de gimnasios o equipos. Este ejercicio de peso corporal activa varios grupos musculares al mismo tiempo, principalmente los tríceps, pectorales y hombros, pero también involucra el core y la espalda baja, favoreciendo tanto la fuerza como la salud cardiovascular.
¿Cuáles son los beneficios de hacer flexiones?
Al exigir un esfuerzo físico constante, se acelera el ritmo cardíaco y se incrementa el consumo de oxígeno, lo que beneficia la función del corazón y del sistema circulatorio. Un estudio reveló que quienes pueden realizar más de 40 flexiones tienen un riesgo significativamente menor de sufrir problemas cardiovasculares a largo plazo.

Además, las flexiones mejoran la estabilidad general del cuerpo y elevan la energía y el estado de ánimo, debido al aumento de la frecuencia cardíaca y temperatura corporal. Su facilidad de ejecución, sin necesidad de equipo y en cualquier lugar, las convierte en una excelente opción incluso para quienes tienen poco tiempo.
También contribuyen a fortalecer articulaciones y huesos, además de ser útiles en rutinas intensas para quemar calorías. Sin embargo, los especialistas recomiendan variar el tipo y la cantidad de flexiones para evitar estancamientos y lesiones. Una técnica adecuada y un enfoque progresivo son clave, sobre todo para principiantes.
No obstante, hacer flexiones todos los días sin la preparación adecuada puede conllevar riesgos, como lesiones en muñecas, hombros o espalda baja. Por ello, se sugiere adaptar la práctica a las capacidades individuales y consultar a un profesional si hay molestias persistentes.
¿Cómo ayuda al cuerpo hacer ejercicio regular?
El ejercicio regular ofrece una amplia variedad de beneficios tanto físicos como mentales que contribuyen al bienestar general. Desde el punto de vista físico, ayuda a controlar el peso corporal al facilitar la quema de calorías, lo que previene la obesidad y sus posibles complicaciones. También fortalece el sistema cardiovascular, mejora la circulación sanguínea, regula la presión arterial y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas.

Además, promueve la salud ósea y muscular, especialmente cuando se practican ejercicios de fuerza, ayudando a prevenir la osteoporosis y mejorando la movilidad. La actividad física también ha demostrado ser útil en la mejora de la función cognitiva, la memoria y la atención, particularmente en personas mayores.
Asimismo, facilita un sueño más profundo y reparador, lo cual es esencial para la recuperación física y mental. A nivel preventivo, diversos estudios han vinculado el ejercicio con una menor probabilidad de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como los de colon, mama, vejiga, y pulmón, entre otros.
La Organización Mundial de la Salud recomienda realizar al menos 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de ejercicio vigoroso cada semana. Es ideal combinar distintos tipos de ejercicios: cardiovasculares, de fuerza y de flexibilidad. No obstante, es fundamental comenzar de forma gradual, respetar los límites del cuerpo para evitar lesiones y consultar con un profesional de la salud o del ejercicio si se padece alguna condición médica o se tienen dudas sobre la rutina adecuada.