Los 3 motivos que pueden despertar una infidelidad en cualquier pareja

La infidelidad, entendida como la ruptura de un acuerdo de exclusividad dentro de una relación, es una de las experiencias más dolorosas que puede enfrentar una pareja. Si bien las consecuencias son evidentes en el plano del amor, sus raíces son complejas y rara vez responden a un solo factor.

Expertos en terapia de pareja han identificado tres grandes categorías que agrupan los motivos más frecuentes que pueden despertar un comportamiento infiel. Estos se originan en el individuo, en una crisis personal o en el propio deterioro de la relación establecida.

3 causas de la infidelidad

Uno de los principales impulsores de la infidelidad reside en el plano individual y se vincula con la gestión de la autonomía y el miedo a profundizar el compromiso. Algunas personas comienzan a vivir la relación de pareja como una pérdida de libertad o sienten que la emoción inicial se ha desvanecido. En estos casos, la búsqueda de una relación paralela puede ser un intento inconsciente de poner a prueba los límites del lazo o de sabotearlo. Además, las inseguridades individuales juegan un papel crucial, pues la infidelidad puede ser una vía para buscar validación externa que compense una autoestima debilitada. En ciertas parejas con diferencia de edad, el vínculo extramatrimonial puede reflejar un intento de volver a etapas pasadas o de eludir la aceptación del paso del tiempo.

El segundo gran motivo se relaciona con el hecho de atravesar una crisis personal o existencial que genera un vacío interno. La rutina diaria, la sobrecarga de responsabilidades o una profunda desconexión emocional en la vida del individuo pueden llevar a una sensación de desgaste. Esa búsqueda de un escape o de un respiro lleva a algunas personas a establecer vínculos nuevos que funcionan como un alivio temporal o una distracción. A este patrón se suma el perfil de quien disfruta de la conquista amorosa y no desea sostener una relación exclusiva a largo plazo, viendo la fidelidad como un límite a su deseo. En casos más extremos, la infidelidad puede estar vinculada a una adicción al sexo, donde la falta de control impulsa la necesidad de encuentros sucesivos.

Finalmente, muchas causas de infidelidad se originan en el deterioro intrínseco de la relación misma, sin que necesariamente la causa resida en la persona. Las crisis de pareja se manifiestan a través de una poca comunicación efectiva, una creciente distancia afectiva y la monotonía en el día a día. Esta atmósfera de vacío dentro del hogar fomenta el surgimiento de terceros como un sustituto de la conexión perdida. Además, la rutina sexual contribuye significativamente al deterioro: la falta de deseo o una vida íntima muy reducida motiva la búsqueda de experiencias que devuelvan la sensación de novedad y pasión. En algunos escenarios, la infidelidad es incluso una respuesta a un impulso de venganza ante una herida emocional reciente o un resentimiento acumulado que no ha sido resuelto de forma madura.