Lo dice la psicología: qué significa despertarse varias veces en la noche
Son varios los factores que pueden interrumpir el sueño durante la madrugada, como el estrés, la ansiedad, los pensamientos negativos, el uso excesivo de redes sociales o incluso malos hábitos alimenticios, especialmente en personas que sufren reflujo. Aunque despertarse de manera ocasional no es grave, el problema aparece cuando estos episodios se vuelven frecuentes y cuesta volver a conciliar el sueño, situación que puede derivar en insomnio.
¿Qué significa despertarse varias veces en la noche?
Según la Clínica Mayo, estos despertares son comunes en períodos de tensión, pero un descanso inadecuado no solo provoca cansancio al día siguiente, sino también irritabilidad, problemas de concentración, falta de energía y malestar mental. Un estudio publicado en Health Data Science reveló que un sueño de mala calidad puede estar relacionado con más de 170 enfermedades, mientras que la Fundación del Sueño de Estados Unidos destaca que la calidad del descanso se mide por varios factores observables y subjetivos.

Los especialistas señalan que es normal que un adulto se despierte brevemente una o dos veces por noche sin recordarlo, pero si esto impide retomar el sueño, lo ideal es buscar ayuda médica. Además, causas psicológicas como la depresión o el estrés incrementan el riesgo de insomnio, y en quienes ya lo padecen existe una probabilidad diez veces mayor de desarrollar depresión. Otro factor de riesgo es la exposición a pantallas antes de dormir, ya que la luz de los dispositivos altera la producción de melatonina, la hormona que regula el ciclo del sueño.
¿Cómo mejorar la calidad del sueño?
Para lograr un descanso de calidad, es esencial mantener hábitos que favorezcan el sueño y evitar aquellos que lo interrumpen. Establecer un horario fijo para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, ayuda a regular el reloj biológico.
También es recomendable incorporar una rutina relajante antes de dormir, como leer, escuchar música suave o tomar un baño caliente, y preparar un ambiente adecuado manteniendo la habitación fresca, oscura y silenciosa, con la ayuda de cortinas opacas o tapones para los oídos si es necesario. Limitar el consumo de cafeína y alcohol, sobre todo en la tarde y la noche, así como optar por cenas ligeras que no provoquen molestias digestivas, favorece la conciliación del sueño.

La actividad física regular también contribuye al sueño, aunque conviene evitarla justo antes de acostarse. Durante el día, la exposición a la luz solar, especialmente en la mañana, ayuda a regular el ciclo circadiano, mientras que reducir el uso de pantallas antes de dormir previene que la luz azul interfiera en la producción de melatonina, la hormona que regula el descanso. En caso de que los problemas para dormir persistan, lo más aconsejable es acudir a un profesional de la salud para descartar trastornos y recibir orientación personalizada.