La postura de yoga que te brindará equilibrio en tu mente
El yoga es una disciplina milenaria conocida por su capacidad de armonizar la tríada de cuerpo, mente y espíritu a través de la respiración consciente y las posturas físicas. Estas posturas, llamadas "asanas", están diseñadas no solo para desarrollar la fuerza muscular, sino también para fomentar un profundo sentido de nuestra salud interior.
Dentro del vasto repertorio de asanas en el yoga, existe una particularmente poderosa para restaurar la calma y la concentración mental: la postura de la media luna, cuyo nombre en sánscrito es ardha chandrasana.
La postura de la media luna en el yoga
La esencia y el principal desafío de esta posición de yoga radican en el equilibrio. Ardha chandrasana exige una concentración intensa, forzando a la mente a mantenerse completamente presente y enfocada en el momento. Al requerir movimientos lentos, deliberados y controlados, esta asana actúa como un ancla, ayudando a despejar la mente de distracciones y el ruido cotidiano, a la vez que estira y alinea el cuerpo. Es importante recalcar que, por su naturaleza, no se recomienda para personas que presenten presión arterial baja o lesiones preexistentes en la espalda o las articulaciones.

Para ejecutar correctamente la postura de la media luna en el yoga , se comienza de pie, abriendo las piernas y llevando una de ellas hacia atrás. Luego, se dobla la rodilla de la pierna delantera y el torso se inclina sobre ella hasta que la mano del mismo lado toque el suelo, quedando delante del pie y con los dedos apuntando hacia adelante. Mientras se lleva la mirada hacia el techo, la mano opuesta se coloca inicialmente en el muslo del mismo lado. Esta preparación es clave para distribuir el peso y asegurar una base sólida antes de la elevación.

El siguiente paso es la transición de equilibrio: se debe llevar el peso del cuerpo hacia la mano y la pierna de apoyo, la que está en el suelo, y comenzar a estirar y levantar la pierna trasera hasta que quede paralela al piso, manteniendo ambas piernas bien extendidas. Gradualmente, la mano que estaba apoyada en el muslo se levanta hacia el cielo, logrando la apertura del pecho y extendiendo completamente el cuerpo. Es crucial sostener la asana por un periodo de tres a cinco respiraciones lentas y profundas, y para salir de ella, se flexiona la rodilla de apoyo, se baja la pierna elevada y se vuelve lentamente a la posición inicial de yoga.