La gran mayoría de la llamada "Generación Z", nacida entre 1997 y 2012 decidieron renunciar al tabaco, al alcohol, a los azúcares y a los carbohidratos rápidos, y cambian la fiesta por madrugones para entrenamientos intensivos mientras siguen consejos de productividad en TikTok. Curiosamente, los problemas de salud vinculados al exceso, como el alcoholismo o las infecciones de transmisión sexual, son ahora más comunes entre mayores de 55 años.

El nuevo estilo de vida de la generación Z

La apariencia se cuida no por estética superficial, sino como reflejo del estado interno: las chicas se someten a rutinas antiedad, skincare, masajes linfáticos y dietas antiinflamatorias para eliminar signos de agotamiento y celulitis, mientras que los chicos buscan cuerpos definidos con rutinas de gimnasio y suplementos, y hábitos saludables. La preocupación estética está atravesada por una jerga pseudocientífica que mezcla hormonas del estrés, dietas detox y control extremo de la imagen.

Los nuevos hábitos saludables también se reflejan en el mercado: crecen las bebidas energéticas, los batidos y las aguas funcionales, mientras que el alcohol tradicional pierde terreno frente a las bebidas "funcionales sin alcohol", como Three Spirit o Sentia Spirits, diseñadas para generar placer y conexión social sin perder el control ni sufrir resaca. Aunque se les tacha de fríos o apáticos, lo cierto es que están dispuestos al sacrificio: son miles los que se levantan cada día a las cinco de la mañana para ser más productivos, siguiendo el ejemplo de figuras exitosas y guiados por gurús del rendimiento personal.

En el fondo, esta generación parece vivir bajo una presión constante. Desean simplicidad, pero enfrentan un mundo hostil, incierto y exigente. Según algunos analistas, muchos jóvenes sienten que la fiesta se ha acabado y reclaman orden y autoridad, especialmente los varones, más dados a ideologías de control y esfuerzo individualista. Y, aunque sean los más informados en temas de salud, nutrición y bienestar, diversos informes apuntan a que también son los más infelices.

¿Cómo mejorar mis hábitos?

Mejorar tus hábitos requiere, ante todo, tomar conciencia de tus comportamientos actuales y establecer metas concretas y alcanzables. Es clave identificar los factores que desencadenan conductas poco saludables y sustituirlos por alternativas positivas, siempre con la certeza de que el cambio es un proceso gradual que demanda constancia y paciencia.

Observar la rutina diaria permite reconocer hábitos tanto positivos como negativos, y a partir de allí, trazar un plan con objetivos específicos, como por ejemplo proponerse consumir cinco porciones de frutas y verduras al día en lugar de simplemente “comer más sano”. Este proceso implica dividir las metas en pasos manejables, anticiparse a los obstáculos y definir estrategias de recompensa. Contar con el apoyo de amigos, familiares o comunidades puede ser fundamental para sostener la motivación.

Algunos hábitos saludables comunes a mejorar incluyen cuidar la salud física (con ejercicio, alimentación equilibrada, buen descanso y menor consumo de sustancias nocivas), la salud mental (meditación, disfrute personal, limitar pantallas y fomentar vínculos saludables), la productividad (organización del tiempo, reducción de distracciones, delegación) y las finanzas (presupuesto, ahorro, control de gastos).