La ciencia revela por qué no debes utilizar un secador de manos público
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Los baños públicos son espacios de alto tránsito donde la higiene puede verse comprometida fácilmente. Aunque muchas personas buscan opciones rápidas y cómodas para secarse las manos, no todas las alternativas son igual de seguras desde el punto de vista sanitario. Una experta en biotecnología reveló por qué los secadores de aire, tan comunes en estos espacios, podrían representar un riesgo para la salud y brindó consejos clave para evitar la contaminación en estos entornos.
¿Por qué no son seguros los secadores de manos?
Aunque muchas personas usan los secadores de manos en baños públicos por comodidad, estos dispositivos no siempre son la opción más higiénica. Según la biotecnóloga Lucía Almagro, los secadores que expulsan aire pueden absorber bacterias del ambiente y liberarlas al usarlos, lo que vuelve a contaminar las manos tras el lavado. Los modelos que requieren introducir las manos entre paneles son especialmente problemáticos, ya que acumulan humedad, favoreciendo la proliferación de microorganismos.
La experta recomienda usar papel para secarse, ya que elimina mejor las bacterias y también puede servir para evitar el contacto directo con superficies contaminadas. Además, sugiere tomar precauciones en baños públicos, como usar baños con la tapa baja (indicativo de limpieza reciente), evitar el papel expuesto, desinfectar superficies con toallitas o alcohol en gel, cerrar la tapa antes de tirar la cadena, y no tocar manijas luego de lavarse las manos.
¿Cómo desinfectar los baños?
Para desinfectar un baño de forma eficaz, es importante combinar limpieza física con el uso adecuado de productos desinfectantes. Primero, se recomienda ventilar bien el ambiente y retirar el polvo o cabello del suelo, siempre utilizando guantes para proteger la piel. En el caso del inodoro, se puede aplicar una mezcla de agua con lavandina o vinagre blanco, dejándola actuar unos minutos antes de frotar con cepillo y enjuagar.
Las superficies como lavamanos, ducha, paredes y grifería deben limpiarse con desinfectantes específicos, dejando que actúen el tiempo indicado antes de retirar con un paño o esponja. Para el suelo, lo ideal es barrer y luego fregar con agua tibia y un limpiador multiusos, asegurándose de enjuagar bien.
También pueden utilizarse ingredientes naturales como el bicarbonato para eliminar olores o vinagre para combatir la cal. Es fundamental mantener el baño ventilado y limpiar periódicamente el desagüe y la escobilla del inodoro. Además, es clave trabajar en ambientes bien ventilados, no mezclar productos químicos, seguir las instrucciones del fabricante y no abusar de los desinfectantes para evitar riesgos a la salud o al medioambiente.