El truco de las abuelas peruanas para que la sal del salero no se humedezca
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Uno de los inconvenientes más frecuentes en la cocina cotidiana es la sal húmeda dentro del salero. El clima, especialmente en regiones con alta humedad, suele jugar en contra de la conservación adecuada de este ingrediente básico. Sin embargo, un simple truco casero, transmitido de generación en generación, promete mantener la sal seca y lista para usar: añadir granos de arroz crudo al salero.
¿Cómo evitar que se humedezca la sal?
El motivo por el que la sal tiende a apelmazarse es su propiedad higroscópica, es decir, su capacidad para absorber la humedad del ambiente. Cuando esto sucede, los cristales de sal se compactan, dificultando su salida del salero e incluso afectando su sabor con el tiempo.
La solución está en otro ingrediente habitual en cualquier despensa: el arroz.
Este cereal, también higroscópico, absorbe la humedad de manera más eficiente que la sal sin llegar a compactarse. Al colocar una pequeña cantidad dentro del salero, actúa como un deshumidificador natural, manteniendo la sal suelta y fácil de dispensar. Para aplicar este truco, basta con seguir algunos pasos sencillos: elegir un salero, preferentemente de vidrio, asegurarse de que esté limpio y seco, añadir una cucharadita de arroz crudo (idealmente de grano largo) y luego llenarlo con sal fina o común.
Es importante que los orificios del salero no permitan el paso del arroz al momento de sazonar. Este método, completamente seguro para la salud, funciona tanto en saleros de vidrio como de plástico o cerámica. Además, los expertos aconsejan mantener el salero alejado de fuentes de vapor como la cocina o la pava, y renovar los granos de arroz cada una o dos semanas en días de mucha humedad.
¿Cuánta sal se puede comer?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que los adultos no superen los 5 gramos de sal diarios, mientras que los niños deberían consumir aún menos, dependiendo de su edad. Superar estos límites puede tener consecuencias negativas para la salud, como un mayor riesgo de presión arterial alta, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Para reducir la ingesta de sal, se recomienda leer las etiquetas de los productos, cocinar en casa con menos sal y más especias, evitar alimentos procesados y tener cuidado con salsas con alto contenido de sodio. Gran parte del sodio que ingerimos proviene no solo de la sal añadida, sino también de ingredientes ya procesados. Controlar su consumo es clave para cuidar el corazón y prevenir enfermedades crónicas.