El truco con el aceite después de cocinar que ayudará a tu salud y al ecosistema

Se evita la contaminación del agua y la tierra, y se permite que este residuo se transforme en biocombustible u otros productos útiles
El truco con el aceite después de cocinar que ayudará a tu salud y al ecosistema
Aceite Foto: Canva
miércoles, 01 de octubre de 2025

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El acto de cocinar, especialmente la fritura, esconde una verdad que va más allá del sabor: la salud y la ecología del planeta están en juego al momento de desechar el aceite usado. Durante el proceso de calentamiento intenso, se desarrollan los llamados compuestos polares, los cuales tienen un efecto tóxico al ser consumidos.

Tal como lo señala el ingeniero agrónomo Diego Wassner, investigador y docente de la Cátedra de Cultivos Industriales de la FAUBA, existe un límite legal en muchos países para estos compuestos, superado el cual el aceite debe ser descartado obligatoriamente. Este control es crucial para evitar riesgos a la salud de las personas que consumen alimentos fritos.

Qué hacer con el aceite después de freir

La normativa es clara al respecto, aunque su conocimiento y cumplimiento no siempre lo sean. El Código Alimentario establece un límite máximo admisible del 25% de compuestos polares en el aceite usado de cocina. Este porcentaje marca el punto en el que el aceite deja de ser apto para el consumo humano y debe ser gestionado como un residuo peligroso. El verdadero problema radica en la falta de conocimiento de esta reglamentación por parte de la población y, consecuentemente, en el escaso control sobre su acatamiento. Muchas veces, por desconocimiento, se sigue utilizando aceite que ya ha superado este umbral tóxico, afectando directamente nuestra salud.

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Pero los peligros del aceite usado no terminan en el plato; el impacto ambiental de un descarte incorrecto es devastador. Cuando este residuo es vertido por el desagüe o directamente al suelo, provoca un severo problema de contaminación. La filtración de aceite al suelo genera una capa de impermeabilización que es altamente perjudicial. Esta película oleosa impide el fundamental intercambio gaseoso con la atmósfera, lo que asfixia y causa la muerte de los organismos que viven en el subsuelo, desequilibrando el ecosistema.

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Además de la muerte de la microfauna, la impermeabilización del suelo tiene otras consecuencias graves. Al impedir el intercambio gaseoso, también imposibilita el paso del agua hacia capas inferiores, afectando las reservas hídricas subterráneas. Un litro de aceite puede contaminar miles de litros de agua, lo que convierte a este residuo en un agente contaminante masivo. Por todo esto, una correcta gestión del aceite de cocina usado se vuelve una acción de responsabilidad cívica y ambiental, crucial para la preservación de nuestros recursos naturales.

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