El truco de la abuela para cocinar sin aceite y que la comida no se pegue
Muchas personas acostumbran a utilizar aceite o manteca al cocinar, con el objetivo de evitar que los alimentos se adhieran a la sartén o al recipiente en el que se preparan. No obstante, existe una alternativa cada vez más elegida tanto por motivos de salud como por practicidad y ahorro: el spray vegetal o aceite en aerosol. Esta opción más liviana permite utilizar una cantidad mucho menor de producto, obteniendo el mismo efecto de evitar que la comida se pegue.
¿Cómo cocinar sin aceite?
El aceite en aerosol genera una capa uniforme sobre la superficie de cocción, lo que impide que los alimentos se adhieran, ya sea en sartén, plancha o incluso en el horno. Al aplicarse en forma de aerosol, se utiliza solo la cantidad justa, ayudando a reducir el aporte calórico y evitando el desperdicio.

Además, en el mercado se pueden encontrar versiones neutras, así como variedades con sabor a oliva o coco, adaptándose así a diferentes tipos de recetas y preferencias. Elegir spray vegetal en lugar de aceite o manteca tiene varias ventajas. Principalmente, permite usar una cantidad significativamente menor, lo que representa un ahorro a largo plazo.
También es una opción más saludable, ya que reduce el consumo de grasas saturadas, ideal para quienes buscan cuidar su alimentación y reducir calorías. Este tipo de producto es versátil, ya que funciona tanto para cocciones al horno como en sartén, y existen alternativas caseras y reutilizables, lo que contribuye tanto al cuidado del medioambiente como a optimizar el gasto en la cocina.
¿Por qué no es saludable conseguir aceite?
No es recomendable consumir aceites en exceso, especialmente aquellos que contienen un alto porcentaje de grasas saturadas o grasas trans, ya que esto puede tener efectos negativos sobre la salud. Las grasas saturadas, presentes en aceites como el de palma, se han vinculado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares cuando se ingieren en grandes cantidades.
Por su parte, las grasas trans, que se encuentran en aceites parcialmente hidrogenados, resultan aún más perjudiciales porque elevan los niveles de colesterol LDL, conocido como “malo”, y reducen el colesterol HDL, el “bueno”. Otro aspecto importante a considerar es el recalentamiento de aceites, especialmente a temperaturas muy altas. Al someterlos a este proceso, pueden formarse compuestos tóxicos como los aldehídos, los cuales pueden generar inflamación, estrés oxidativo y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.

Por esta razón, se recomienda limitar el número de veces que se reutiliza un mismo aceite para cocinar, ya que hacerlo repetidamente aumenta la presencia de estas sustancias dañinas. Para mantener un consumo saludable de aceites, es fundamental optar por aquellos con un buen perfil de grasas, priorizando los aceites ricos en grasas insaturadas, como las monoinsaturadas y poliinsaturadas, por encima de los que contienen grasas saturadas.
Además, es importante utilizar aceites que tengan un punto de humo elevado, lo que permite que soporten altas temperaturas sin descomponerse con facilidad. Como regla general, incluso los aceites más saludables deben consumirse de manera moderada debido a su elevado contenido calórico.