El increíble beneficio de correr a baja velocidad, según científicos

En los últimos años, correr ha dejado de ser sinónimo de esfuerzo extremo. Cada vez más expertos y corredores apuestan por una nueva forma de entrenar: correr a ritmo lento. Esta práctica no solo es más amable con el cuerpo, sino que también ofrece grandes beneficios para la salud física y mental. Incorporar sesiones suaves y constantes puede ser la clave para mejorar el bienestar general, evitar lesiones y aumentar el rendimiento sin necesidad de sobre exigirse.
¿Cuáles son los beneficios de correr?
Incluir sesiones de baja intensidad en la rutina diaria fortalece el cuerpo, previene lesiones y mantiene la motivación, según expertos. Correr a ritmo lento durante al menos 30 minutos al día no solo es accesible y sostenible, sino que aporta múltiples beneficios físicos y mentales.
Este enfoque, llamado entrenamiento en “zona 2” (60–70% de la frecuencia cardíaca máxima), permite conversar mientras se corre y evita el agotamiento. Mejora el sistema cardiovascular, fortalece músculos y articulaciones, mejora el estado de ánimo y favorece el descanso.
Además, ayuda al cuerpo a utilizar mejor la energía, estimula la función de las mitocondrias y acelera la recuperación. Correr suave es ideal tanto para principiantes como para corredores experimentados, promoviendo una práctica constante, segura y efectiva para la salud y el rendimiento.
¿Cómo comenzar a correr desde 0?
Si estás pensando en empezar a correr, lo más importante es dejar de darle vueltas y salir a intentarlo, aunque sea por unos minutos. No necesitas metas ambiciosas al principio, solo constancia y compromiso. Antes de comenzar, es recomendable hacer un chequeo médico para asegurarte de que tu cuerpo esté preparado.
Una vez que empieces, incorpora el hábito poco a poco, con sesiones cortas varias veces por semana. Para mantener la motivación, organiza tus entrenamientos como si fueran compromisos importantes, prepara tu ropa con anticipación o corre con amigos. Nunca olvides calentar antes y estirar después de correr, ya que esto ayuda a prevenir lesiones y mejora tu rendimiento. Además, una buena técnica, combinando caminar y correr si es necesario, facilitará tu adaptación.
Cambiar de rutas y superficies también hará tus entrenamientos más entretenidos. Aumenta la duración o la frecuencia de tus carreras de forma gradual, sin sobrepasar el 10% semanal. Y, sobre todo, ten siempre presente por qué decidiste correr: ya sea por salud, bienestar o superación, ese motivo será clave para no rendirte en los días difíciles.