Conoce el horario en el que no deberías dormir siesta porque será peor para tu día
Existen miles y miles de técnicas que las personas utilizan para mejorar la salud. Muchos optan por seguir la corriente farmacéutica, mientras que otra tendencia apunta a informarse de una forma más natural. En ese último mundo, hay que saber sobre ciertos cuidados que hay que tener con el horario de dormir la siesta.
Este método ayuda mucho a mejorar la salud. Hacerlo en forma diario puede mejorar notablemente la situación de los individuos proporcionándole datos y herramientas ventajosas. Si eres de ellos, debes conocer el consejo de los expertos en salud sobre el horario en el que no deberías dormir siesta porque será peor para tu día.
La siesta saludable
El peor momento en la salud para dormir una siesta es por la tarde o noche, cuando ya estamos cerca de nuestro horario habitual de ir a la cama. Esta práctica puede interferir seriamente con tu capacidad para conciliar el sueño nocturno. El cuerpo humano tiene un reloj interno, conocido como ritmo circadiano, que se encarga de regular los ciclos de sueño y vigilia. Una siesta tardía envía señales confusas a este reloj, dificultando el inicio del sueño profundo por la noche.
Esta interferencia en el sueño nocturno puede desencadenar insomnio, un problema que resulta especialmente riesgoso para personas que ya arrastran una gran deuda de sueño o que padecen trastornos subyacentes. El insomnio no solo te hace sentir cansado al día siguiente, sino que también puede tener consecuencias graves para tu salud a largo plazo. La falta constante de sueño puede llevar a una privación crónica, que se asocia con problemas de concentración, irritabilidad y un mayor riesgo de enfermedades en la salud.
En lugar de tomar una siesta a última hora, es preferible optar por un descanso breve en la mitad del día, idealmente entre el mediodía y las 3 p.m. Una siesta de no más de 20 o 30 minutos en este horario puede mejorar tu estado de alerta, tu rendimiento cognitivo y tu estado de ánimo sin afectar tu sueño nocturno. Escuchar a tu cuerpo y respetar tus ritmos biológicos es la clave para que la siesta sea una herramienta efectiva y saludable.
