¿Realizas una dieta con proteínas? No cometas estos errores
La popularidad de las dietas ricas en proteínas ha llevado a muchas personas a creer que "más es mejor" cuando se trata de este macronutriente esencial. Sin embargo, los especialistas en salud advierten que consumir una cantidad de proteínas muy por encima de las necesidades reales puede tener efectos contraproducentes para la salud a largo plazo.
Melanie Murphy Richter y el médico Joseph Antoun señalan un mecanismo crítico: la activación sostenida del factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1). Este sistema es crucial durante el desarrollo, pero su elevación crónica en adultos se asocia con el deterioro celular y un mayor riesgo de dolencias persistentes, lo que implica una menor capacidad de reparación interna al exceder el consumo de proteínas.
Atención con las proteínas
Uno de los errores más comunes que se cometen al seguir estas dietas es simplemente el consumo excesivo. Los informes de estos especialistas son claros: en muchos países desarrollados, los adultos de entre 19 y 59 años suelen consumir hasta tres veces más proteína de lo que sugieren las guías dietéticas oficiales. Esta desproporción no solo es innecesaria, sino que también ejerce una presión innecesaria sobre los sistemas corporales encargados de procesar el exceso de nitrógeno, lo que puede sobrecargar los riñones a largo plazo si no se acompaña de una hidratación adecuada.

El origen de la proteína es otro factor clave donde se suele fallar. Se alerta que las proteínas de origen animal —especialmente carnes rojas, huevos y pollo— son las que tienen una mayor tendencia a sobrepasar la dosis saludable y a contribuir al riesgo de activar excesivamente la vía IGF-1. Este desequilibrio se vuelve más pronunciado cuando la ingesta de fuentes animales no se compensa o equilibra adecuadamente con una buena cantidad de vegetales y fuentes proteicas de origen vegetal. Una dieta variada es fundamental para mitigar los efectos del exceso de ciertos aminoácidos provenientes solo de la carne.

Otro error frecuente es la falta de ajuste individualizado de la dosis proteica. Los estudiosos sugieren que, para una persona de menos de 65 años, la ingesta óptima podría rondar entre 0,7 y 0,8 gramos de proteína por kilo de peso corporal al día. Sin embargo, muchos entusiastas de la nutrición copian dosis de culturistas o atletas sin considerar su propio estilo de vida, nivel de actividad física o estado de salud particular. No ajustar la ingesta proteica a una vida sedentaria o moderadamente activa es una sobrecarga innecesaria para el metabolismo.