El elemento de la ducha que todos sacan del baño pero es un grave error
En la búsqueda constante de un baño que se asemeje a un spa minimalista, ha surgido una tendencia peligrosa: el deseo de "hacer desaparecer la mampara" por completo de la ducha. Este afán, impulsado por atractivas imágenes en redes sociales que glorifican los grandes platos de ducha sin división visible, representa un grave error de decoración y funcionalidad.
Muchos clientes sueñan con colocar un simple fijo de cristal o, peor aún, eliminar cualquier barrera, pero la realidad técnica y práctica del espacio a menudo no lo permite. Olvidar la funcionalidad en favor de una estética irrealizable es un fallo de diseño fundamental para la ducha.
Mantener la mampara en la ducha
El impulso de eliminar la mampara de la ducha está fuertemente alimentado por la multitud de imágenes que circulan en redes sociales y revistas de diseño. Estas fotografías suelen mostrar baños de dimensiones generosas donde un solo fijo de cristal parece ser suficiente para contener el agua. Sin embargo, esta visión confunde al cliente y lo lleva a desear algo que no es viable en las dimensiones de su propio baño. No olvidemos que, además de la estética vanguardista, un proyecto de baño debe ser, ante todo, funcional y práctico. Un diseño es inútil si la experiencia de uso resulta incómoda o problemática.
La realidad técnica es que no todas las dimensiones de baño permiten prescindir de una mampara en la ducha o limitarse a un pequeño fijo de cristal. La física simple dicta que, si la abertura o la zona de ducha no cumplen con ciertas medidas, el agua salpicará inevitablemente fuera del plato. Este es un punto que no siempre es fácil de hacer ver a un cliente, pero es crucial. La función primordial de la mampara es contener el agua para proteger el resto del baño, evitar resbalones y prevenir daños a los muebles o revestimientos adyacentes. Sacarla implica renunciar a esta función básica.
Cuando no se utiliza una mampara adecuada a las dimensiones de la ducha, el resultado más inmediato es la inundación parcial del espacio. El agua que se extiende por el suelo no solo crea un riesgo de resbalones y caídas, sino que también incrementa el tiempo de limpieza y mantenimiento. El exceso de humedad fuera del plato de ducha puede penetrar juntas y deteriorar el mobiliario de madera, provocando costosos daños a largo plazo. Por lo tanto, el elemento que se intenta eliminar por estética es, en realidad, un guardián de la integridad del baño.
