Durante la temporada de verano, las manicuras en tonos neón se consolidan como una de las tendencias más destacadas en el ámbito de la belleza. Esta gama cromática, caracterizada por su intensidad y alto contraste, no solo aporta dinamismo visual, sino que también potencia el tono bronceado de la piel, generando un efecto luminoso y contemporáneo.

¿Cuáles son las tendencias en uñas?

Los diseños de uñas que combinan verdes lima, turquesas, azules eléctricos y fucsias intensos se posicionan como propuestas clave para un estilo estético marcado por la vitalidad y la expresividad. Entre las técnicas más empleadas se encuentran la manicura francesa reinterpretada en tonos neón, patrones abstractos fluidos y composiciones multicolores con enfoque gráfico.

Asimismo, la incorporación de motivos florales sobre bases cromáticas saturadas introduce un equilibrio entre lo ornamental y lo moderno. Estas propuestas responden a la creciente demanda de estilos personalizados que combinen color, originalidad y acabado profesional, convirtiendo las uñas en un recurso estilístico de alto impacto visual.

¿Cómo cuidar las uñas con manicura?

Para conservar unas uñas saludables y estéticamente cuidadas después de una manicura, es fundamental adoptar una rutina de mantenimiento que priorice la hidratación y la protección frente a factores externos. Aplicar de forma regular aceite para cutículas o cremas específicas permite mantener la piel periungueal flexible, evitando la sequedad y la formación de grietas.

Es igualmente importante minimizar el contacto con productos químicos agresivos, como los de limpieza doméstica. Para ello, se recomienda utilizar guantes de goma durante estas tareas, ya que estas sustancias pueden debilitar, manchar o resecar tanto la uña como su contorno. Asimismo, es crucial evitar acciones que impliquen microtraumatismos: no deben usarse las uñas como herramientas ni realizar gestos que impliquen presiones o impactos repetidos. Hábitos como morderse las uñas o retirar el esmalte manualmente también deben evitarse, ya que pueden ocasionar daños estructurales o infecciones.

La higiene juega un papel clave en el cuidado de las uñas. Es aconsejable mantener las manos limpias y secas, lavándolas con regularidad y utilizando un cepillo de cerdas suaves para eliminar posibles residuos bajo la lámina ungueal. Además, es beneficioso establecer periodos de descanso sin esmalte, especialmente tras el uso continuado de esmaltes permanentes o de gel, para favorecer la oxigenación de la uña natural y su recuperación.

Una alimentación equilibrada también contribuye a la salud ungueal. Nutrientes como la biotina, el zinc, el hierro y las vitaminas A, C y E, presentes en alimentos como verduras, legumbres, huevos y pescado, fortalecen la matriz ungueal y promueven un crecimiento uniforme y resistente. En cuanto al mantenimiento físico de las uñas, el corte debe realizarse con tijeras o cortaúñas adecuados, manteniendo una longitud funcional y evitando bordes irregulares que puedan romperse con facilidad.

Finalmente, si se ha optado por uñas de gel o esmaltado semipermanente, lo más recomendable es que su retirada se realice en un centro especializado. De esta manera se evita un deterioro excesivo de la uña natural y se preserva su integridad a largo plazo. Siguiendo estas pautas, es posible prolongar el buen estado de las uñas tras cada manicura y prevenir problemas comunes como el debilitamiento, el quiebre o las infecciones.