Pocos lo saben: qué significa que tu perro llore o se queje mientras duerme

Cuando un perro está durmiendo, es habitual ver o sentir como llora o se queja. Según expertos en el tema, esto tiene un significado profundo y, dependiendo de la frecuencia e intensidad, serán los pasos a seguir que tendremos que tomar como dueños de la mascota.

¿Qué significa que tu perro llore o se queje mientras duerme?

Cualquier dueño de perro ha presenciado alguna vez el fenómeno: un leve gemido, un pequeño ladrido o un quejido emitido por su mascota mientras está profundamente dormida. Este comportamiento, que a menudo genera preocupación en los humanos, es en la mayoría de los casos una parte normal e inofensiva del lenguaje del sueño canino, aunque existen excepciones que merecen una cuidadosa observación.

Según los especialistas en comportamiento animal, la clave para entender estos sonidos reside en el ciclo de descanso del perro. Los llantos, gemidos o incluso el movimiento de patas se producen frecuentemente durante la fase REM, que es cuando los canes, al igual que las personas, están soñando activamente.

Durante este estado, el cerebro procesa experiencias y emociones del día. Por lo tanto, un perro que llora levemente puede estar experimentando una pesadilla, o por el contrario, soñando con un evento emocionante, como una carrera en el parque o la interacción con su dueño.

Sin embargo, si bien los ruidos ocasionales no son motivo de alarma, la frecuencia e intensidad del llanto exigen un monitoreo más atento. Algunos expertos advierten que los gemidos persistentes o los aullidos durante el sueño, especialmente en perros de edad avanzada, pueden ser una señal de una molestia física subyacente. Condiciones como la artritis, problemas dentales, o incomodidad digestiva podrían manifestarse a través de estos sonidos, ya que el descanso nocturno puede intensificar la percepción del dolor.

Para determinar si el llanto es normal o si indica un problema de salud, los dueños deben observar la presencia de otros síntomas. Signos como la dificultad para levantarse, falta de apetito, letargo o un cambio drástico en la conducta general del animal sugieren la necesidad de una visita al veterinario.