Pocos lo saben: cuál es la función de las cuatro “patitas” de las botellas de plástico

La base con “patitas” de las botellas de plástico está diseñada para soportar la presión interna y evitar deformaciones.
Pocos lo saben: cuál es la función de las cuatro “patitas” de las botellas de plástico
Más que un detalle estético: la forma de la base ayuda a mantener la integridad y seguridad del envase. Foto: Canva
lunes, 09 de junio de 2025

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Las botellas de plástico son objetos comunes en casi todos los hogares, presentes en la heladera o en distintos rincones de la casa. Aunque a menudo pasen desapercibidas, están diseñadas con detalles que cumplen funciones esenciales. Uno de estos elementos son las pequeñas “patitas” que se encuentran en la base de muchas botellas. Lejos de ser un simple adorno para dar estabilidad, estas estructuras tienen un propósito técnico clave.


¿Para qué sirven las "patitas" de las botellas?


Estas bases con forma de “pétalos” están pensadas para absorber la presión interna que se genera, sobre todo en envases que contienen bebidas carbonatadas. En productos como gaseosas, el gas disuelto ejerce una presión considerable, y estas protuberancias permiten que la botella se expanda ligeramente sin perder su forma ni romperse.


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Este diseño, además, permite que las botellas sean más livianas y resistentes, optimizando tanto su fabricación como su funcionalidad. Al necesitar menos material, también se reduce el uso de plástico, lo que contribuye positivamente al cuidado del medio ambiente.


El rol que cumple esta base es fundamental: evita deformaciones o rupturas por presión, mantiene la integridad del envase, conserva la carbonatación de la bebida y protege al consumidor de posibles estallidos. Es un claro ejemplo de cómo el diseño industrial puede resolver múltiples necesidades a través de una forma aparentemente simple.


¿Cuánto contaminan las botellas de plástico?


Las botellas de plástico generan un impacto ambiental significativo debido a múltiples factores. Su producción depende del uso de combustibles fósiles, lo que contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero y al agravamiento del cambio climático. Una vez utilizadas, estas botellas suelen convertirse en residuos de larga duración, ya que pueden tardar entre 100 y 1000 años en descomponerse.


Cuando llegan a los océanos, se transforman en basura marina que amenaza tanto a la fauna como a los ecosistemas costeros, al fragmentarse en microplásticos que contaminan el agua y son ingeridos por animales marinos, provocándoles graves daños o incluso la muerte por enredo o ingestión.


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Además, estos microplásticos representan un riesgo para la salud humana, ya que pueden ingresar al organismo por vía digestiva o respiratoria, con consecuencias aún en estudio. Otro problema es el uso intensivo de recursos hídricos en la fabricación de estos envases. Si bien el reciclaje ofrece una posible salida, actualmente solo una mínima parte de las botellas plásticas es reciclada de forma efectiva, por lo que esta medida por sí sola no basta.


Para enfrentar este desafío ambiental, es necesario actuar en varios frentes: promover el reciclaje, reducir el consumo de plásticos de un solo uso optando por alternativas reutilizables, impulsar la innovación en materiales biodegradables o sostenibles, y establecer normativas que regulen la producción y fomenten la responsabilidad de los fabricantes. Solo con un enfoque integral será posible mitigar el daño que las botellas de plástico causan al planeta.

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