Los alimentos que jamás debes guardar en el congelador, según especialistas
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Congelar alimentos es una práctica común en los hogares que permite prolongar la vida útil de los productos, evitar el desperdicio y facilitar la organización en la cocina. Sin embargo, no todo se conserva bien a bajas temperaturas. De acuerdo con el National Center for Home Food Preservation de la Universidad de Georgia, existen ciertos ingredientes que, tras descongelarse, pierden sabor, textura o incluso se vuelven incomibles.
¿Qué alimentos no se pueden congelar?
Entre los productos que deben mantenerse lejos del congelador están las verduras con alto contenido de agua, como la lechuga o el pepino, ya que pierden su consistencia y frescura. Lo mismo sucede con hierbas delicadas como el perejil o la albahaca, que tienden a oscurecerse y perder su aroma. Las salsas a base de huevo o leche, como la mayonesa, se separan al descongelarse, mientras que los huevos, tanto crudos como cocidos, pueden agrietarse o volverse gomosos.
Otros alimentos que no toleran bien el congelamiento son los empanizados, el yogur bajo en grasa, los productos lácteos suaves, las sopas con leche y las comidas fritas (exceptuando papas y aros de cebolla). También se desaconseja congelar gelatinas, jaleas, arroz y pastas cocidas, ya que su textura cambia de forma drástica.
El efecto del frío también altera el perfil de ciertas especias y condimentos. La pimienta, el clavo o el curry pueden volverse amargos o rancios, mientras que la sal puede perder fuerza y acelerar el deterioro de las grasas. La temperatura ideal para congelar es de -18 °C, lo que permite conservar la calidad por más tiempo. Según expertos del Reino Unido y Estados Unidos, el tipo de congelador también influye. Mientras un equipo de una estrella (–6 °C) solo permite una semana de conservación, uno de cuatro estrellas puede almacenar por meses sin riesgo.
¿Qué alimentos si se pueden congelar?
Las carnes, tanto crudas como cocidas, así como las aves y pescados, son opciones ideales para el congelador. Para una mejor conservación y un descongelado más práctico, se recomienda almacenarlos en porciones individuales. Las verduras cocidas y las de hoja, como la espinaca o la acelga, también son aptas para congelar, al igual que las variedades con alto contenido de agua, como el calabacín o la zanahoria.
Las frutas con pulpa firme o jugosas, como las fresas y el mango, suelen resistir bien el congelamiento, especialmente si se almacenan en recipientes herméticos o bolsas adecuadas. En cuanto a productos de panadería, panes, pasteles sin relleno cremoso, bollos y otros dulces caseros pueden congelarse sin perder su sabor ni textura, sobre todo si primero se congelan extendidos y luego se empaquetan.
Las legumbres cocidas también se mantienen estables en el congelador y no sufren alteraciones importantes al descongelarse. Platos completos ya preparados como guisos, sopas, lasañas, arroces o estofados son una excelente opción para congelar, ya que ahorran tiempo y permiten tener comidas listas en minutos.
Además, alimentos como huevos sin cáscara (ya cocidos o batidos), quesos curados y frutos secos también pueden almacenarse de esta manera sin mayores inconvenientes. En todos los casos, usar empaques adecuados y etiquetar correctamente es clave para preservar la calidad y seguridad de los alimentos congelados.