Lo dicen expertos: por qué no hay que pisar hormigas

La aparición de hormigas en el hogar es un problema común y la reacción instintiva de muchas personas es intentar eliminarlas pisándolas. Sin embargo, esta práctica, lejos de ser efectiva, resulta inútil e incluso puede agravar la situación. A continuación te revelaremos por qué no debes hacer esto para exterminar la plaga.
¿Por qué no debes pisar hormigas?
La razón principal por la que pisar una hormiga no sirve para erradicar una plaga radica en la liberación de feromonas. Cuando un insecto de este tipo es aplastado, su cuerpo libera una sustancia química específica, conocida como feromona de alarma.
Esta señal química es captada instantáneamente por otras hormigas cercanas, alertándolas sobre un peligro inminente. Lejos de ahuyentarlas por completo, esta feromona las insta a tomar precauciones: en lugar de huir definitivamente, las impulsa a moverse a un lugar dentro de la casa donde no sean molestadas, pero donde sigan teniendo acceso a sus fuentes de alimento. Es decir, simplemente se reubican, no desaparecen.
Además de las feromonas de alarma, las hormigas dependen crucialmente de las feromonas de rastro para su supervivencia. Estos son senderos invisibles de olor que las hormigas dejan continuamente mientras exploran y, especialmente, cuando encuentran una fuente de alimento. Estos rastros químicos funcionan como un mapa que guía a sus compañeras de vuelta al nido y hacia el descubrimiento.
Una vez que una hormiga exploradora encuentra comida, refuerza este rastro con más feromonas, lo que invita a un mayor número de insectos a seguir el camino y aprovechar el recurso.
El problema con pisar hormigas es que podemos esparcir los rastros de feromonas existentes o incluso crear nuevos. Al arrastrar el cuerpo de un insecto aplastado, inadvertidamente extendemos su rastro de olor.