Lo dicen expertos: 3 tipos de rosas perfectos para espacios pequeños

La Rosa Apricot, con su forma compacta, es ideal para patios o jardineras reducidas.
Lo dicen expertos: 3 tipos de rosas perfectos para espacios pequeños
La Rosa Gallica, una joya histórica, aporta elegancia sin ocupar demasiado espacio. Foto: Canva
miércoles, 09 de julio de 2025

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Aunque las rosas suelen asociarse a jardines amplios debido a su elegancia y presencia, lo cierto es que existen variedades perfectamente adaptadas a espacios exteriores reducidos. Estas flores, consideradas las reinas del jardín por su belleza y aroma, pueden llenar de vida y color pequeños patios, jardines frontales o interiores.


¿Qué rosas se pueden tener en un espacio pequeño?


Entre las más recomendadas se encuentran la Rosa Gallica, una antigua especie que alcanza solo 1,20 metros de altura y destaca por sus flores púrpura intensas, ideales para áreas con luz directa. También está la Rosa Apricot (Albaricoque Drift), una variedad cubresuelos que rara vez supera los 90 cm y florece abundantemente en verano.


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Por último, la Rosa arbustiva Sunny Knock Out, que necesita entre 6 y 8 horas de sol al día, es una opción resistente y vibrante. Incluso las rosas trepadoras pueden ser aliadas en espacios pequeños si se cultivan verticalmente, aprovechando muros o enrejados, y guiando sus tallos para obtener una floración más abundante.


¿Cómo cuidar un rosal?


Cuidar un rosal requiere atención constante y condiciones específicas para que crezca sano y florezca abundantemente. Lo más importante es asegurarse de que reciba al menos seis horas de luz solar directa cada día, ya que esta exposición es clave para una floración vigorosa. El riego debe ser regular, sobre todo en los meses cálidos, pero evitando el exceso de agua que podría encharcar el suelo; lo ideal es hacerlo por la mañana, permitiendo que las hojas se sequen con el sol.


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El tipo de suelo también influye: debe ser bien drenado, rico en nutrientes y ligeramente ácido, además de contar con un acolchado que ayude a conservar la humedad. Otro aspecto esencial es la poda, que se realiza generalmente a finales del invierno o comienzos de la primavera. Esta práctica permite eliminar ramas secas o enfermas, dar forma a la planta y estimular el crecimiento de nuevas flores. Para asegurar una nutrición adecuada, conviene abonar los rosales en primavera y otoño con productos específicos que aporten los nutrientes necesarios.


Además, en la jardinería es vital controlar las plagas y enfermedades, como los pulgones, la roya o el mildiu, inspeccionando regularmente la planta y aplicando tratamientos adecuados si es necesario. La ubicación del rosal también es clave: debe situarse en un área bien ventilada para evitar la acumulación de humedad, que favorece los hongos. Cada cierto tiempo, es recomendable trasplantar el rosal a un lugar con tierra fresca para renovar sus nutrientes.

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