Lo dice la psicología: qué significa dormir con medias puestas
Hay hábitos cotidianos que pueden parecer triviales, pero esconden significados más profundos sobre la personalidad y el bienestar emocional. Uno de ellos es dormir con medias, una práctica que va más allá del simple abrigo nocturno. Aunque este comportamiento es común durante los meses fríos, muchas personas lo mantienen durante todo el año.
¿Qué significa dormir con las medias puestas?
Lejos de ser solo una cuestión de confort térmico, los especialistas en psicología sostienen que esta costumbre puede estar relacionada con el modo en que cada persona se vincula con el descanso, la estabilidad emocional y el autocuidado. Los expertos señalan que quienes duermen con medias tienden a tener una personalidad organizada y previsora. Incorporar este tipo de hábitos antes de acostarse puede ayudar a construir un entorno seguro que favorezca el sueño, funcionando como un pequeño ritual de protección emocional.

El acto de cubrir los pies transmite una sensación de resguardo que puede calmar el sistema nervioso y facilitar la relajación. Desde la psicología conductual, se interpreta este gesto como una señal de apego seguro. Las personas que adoptan esta práctica suelen ser conscientes de sus necesidades, valoran su bienestar y no sienten culpa por priorizar su salud. De hecho, usar medias para dormir podría ser una forma de anticiparse al malestar, evitando interrupciones durante la noche y mostrando una actitud madura hacia el cuidado propio.
Asimismo, se observan perfiles comunes entre quienes prefieren dormir con medias: individuos que buscan un ambiente predecible para descansar, personas sensibles al frío o al roce, y quienes incorporan este hábito como parte de una rutina reconfortante. Para muchos, es tan esencial como tomar una infusión caliente o usar un aroma relajante en la almohada.
Más allá de lo estacional, esta costumbre también trae beneficios fisiológicos: mejora la calidad del sueño, reduce los despertares nocturnos y ayuda a conciliar el sueño más rápidamente. Además, crea una sensación emocional de abrigo que potencia el descanso profundo.
¿Cómo dormir mejor?
Dormir bien no depende solo de acostarse temprano: requiere establecer rutinas constantes, crear un entorno adecuado y adoptar prácticas saludables que favorezcan el descanso. Algunos factores clave incluyen evitar estimulantes, reducir el uso de pantallas y priorizar la relajación antes de acostarse.

Mantener horarios regulares, tanto para ir a dormir como para despertar, ayuda a equilibrar el ritmo biológico y mejora la calidad del sueño. Incorporar actividades relajantes como leer, tomar un baño tibio o escuchar música suave antes de dormir puede ser muy beneficioso.
El entorno también juega un papel fundamental: se recomienda un dormitorio oscuro, fresco y sin ruidos.
Además, limitar la exposición a la luz azul de pantallas electrónicas es esencial para no interferir con la producción natural de melatonina. Por otro lado, la cama debe asociarse exclusivamente al descanso, por lo que es mejor evitar usarla para trabajar o mirar televisión.
Entre los hábitos saludables que promueven un buen descanso están realizar ejercicio con regularidad —pero no justo antes de dormir—, mantener una dieta ligera por la noche, evitar la cafeína y el alcohol en las últimas horas del día, y controlar las siestas para que no afecten el sueño nocturno.

En caso de tener dificultades para dormir, se recomienda salir de la cama si el insomnio persiste por más de 20 minutos y realizar una actividad relajante. También es importante manejar el estrés, con técnicas como la meditación o la respiración profunda. Si los problemas persisten, lo ideal es consultar a un especialista para descartar trastornos del sueño.