En los últimos años, una innovación tecnológica originaria de Japón ha comenzado a ganar terreno en Europa, revolucionando la manera en que concebimos la higiene personal en los baños. Se trata de dispositivos que ofrecen una limpieza más eficiente y respetuosa con el medio ambiente, y que poco a poco se están instalando en hoteles de lujo, espacios públicos y hogares europeos, desafiando la tradicional hegemonía del papel higiénico.

¿Cuál es la nueva alternativa al papel higiénico?

La creciente presencia de inodoros inteligentes en hoteles de lujo europeos, como el Mayfair Hotel en Londres, el Park Hyatt Paris-Vendôme y el Marriott City West en Múnich, refleja una tendencia que hasta hace poco parecía exclusiva de Japón: la adopción de los washlets en Occidente.

Este fenómeno, impulsado por marcas reconocidas como TOTO, ya no se limita solo al sector hotelero, sino que también comienza a expandirse hacia hogares particulares y espacios públicos como aeropuertos y restaurantes, donde los usuarios pueden familiarizarse con sus funciones antes de decidir instalarlos en sus casas. Los washlets, que emplean chorros de agua para la limpieza íntima, se están posicionando como una alternativa más efectiva y ecológica al papel higiénico tradicional.

Aunque todavía son poco comunes en Europa, su popularidad está creciendo debido a la viralización en redes sociales, la creciente preocupación por el medio ambiente y la búsqueda de soluciones más suaves para la piel. Estos inodoros inteligentes, una evolución tecnológica del bidé clásico, ofrecen funciones avanzadas como control de temperatura, secado con aire caliente y tapa automática.

¿Por qué se volvieron populares los washlets?

Estudios especializados coinciden en que la limpieza con agua es más eficaz para eliminar bacterias y residuos, además de reducir irritaciones y prevenir infecciones, especialmente en personas con piel sensible o condiciones médicas. Sin embargo, la adopción masiva enfrenta varios desafíos, como su elevado costo, que en España y otros países europeos puede variar entre 1.200 y 7.000 euros según el modelo, además de gastos adicionales por instalación que puede requerir enchufes cercanos o incluso adaptaciones en el baño.

A esto se suma la fuerte tradición cultural y preferencia por el papel higiénico, que dificulta el cambio. Por otra parte, el impacto ambiental del papel higiénico, que genera residuos y puede provocar problemas en los sistemas de saneamiento, también impulsa el interés por los washlets, que representan una opción más sostenible, aunque todavía minoritaria en Occidente.

El papel higiénico tal como lo conocemos tiene sus orígenes en Estados Unidos a mediados del siglo XIX, cuando Joseph C. Gayetty comenzó a comercializar hojas sueltas de papel impregnadas con aloe bajo el nombre de “Papel Medicado Gayetty” en 1857. Su formato en rollo, popularizado entre 1870 y 1890, estableció el estándar para la higiene personal en muchas culturas.