Aunque el invierno suele asociarse con la pérdida de color en el jardín, hay especies vegetales que no solo resisten el frío, sino que florecen con esplendor durante esta estación. Algunas plantas no requieren grandes cuidados y ofrecen un toque vibrante y decorativo incluso en los días más fríos. Tal es el caso de tres ejemplares ideales para quienes buscan embellecer sus espacios con bajo mantenimiento: la Violeta de los Alpes, el Alissum y el Pensamiento.

¿Cuáles son las plantas fáciles de cuidar para principiantes?

Estas especies se destacan por su capacidad de adaptación a las bajas temperaturas y por su atractivo estético, lo que las convierte en opciones perfectas para jardines, balcones o maceteros urbanos. La Violeta de los Alpes, también conocida como Cyclamen, florece entre mediados del otoño y el final del invierno. Se distingue por sus delicadas flores con forma de mariposa, que aparecen en una gama de colores que va desde el blanco hasta el rojo intenso.

Sus hojas, en forma de corazón y con vetas plateadas, le dan un toque decorativo adicional. Esta planta prefiere lugares con luz indirecta, aire fresco y temperaturas que oscilen entre los 5 y los 15°C. Un dato clave para su mantenimiento es regarla desde la base para evitar que el bulbo se pudra. Además, solo necesita fertilizante una vez al mes en época de floración. Su resistencia y belleza la hacen ideal para interiores luminosos y balcones protegidos.

La segunda protagonista es el Alissum, una pequeña planta herbácea que suele destacarse por sus diminutas flores agrupadas y su suave fragancia, similar a la miel. Aunque generalmente se cultiva en primavera, algunas variedades toleran muy bien el invierno si se las ubica en sitios templados, soleados y bien drenados. Florece en colores blancos, lilas o rosados y es perfecta para bordes de jardín, macetas colgantes o como complemento en canteros.

¿Cómo cuidar estas plantas?

Requiere luz directa en invierno y riegos moderados, únicamente cuando la tierra esté seca. Si se protege del viento, puede incluso resistir heladas suaves. Finalmente, el Pensamiento es quizás la planta invernal más emblemática por su apariencia alegre y colorida. Sus grandes flores, que presentan una distintiva "carita", aparecen en una gran variedad de combinaciones: violetas, amarillos, azules, blancos y más. No solo tolera el frío, sino que mejora su floración en climas frescos.

Su ciclo puede extenderse desde el otoño hasta comienzos de la primavera. Requiere sol o media sombra y riego regular sin excesos. Para prolongar su floración, es importante retirar las flores marchitas. Además de su valor ornamental, estas plantas ofrecen beneficios ecológicos: atraen polinizadores como abejas y mariposas que siguen activos durante los días templados de invierno, ayudando a mantener la biodiversidad en los jardines.