Las 5 cosas que no debes hacer para tu organismo durante Navidad y Año Nuevo
La temporada de fiestas, con la Navidad y el Año Nuevo a la cabeza, es un momento de alegría y celebración, pero también puede convertirse en una carrera de obstáculos para nuestra salud. Entre cenas copiosas, brindis constantes y el ajetreo social, es común someter a nuestro organismo a un estrés innecesario al comer que puede terminar pasándonos factura en enero.
Para disfrutar plenamente de estas fechas sin comprometer tu bienestar, es crucial ser consciente de los errores comunes que solemos cometer al momento de comer. Con moderación e información, podemos evitar los principales descuidos que ponen en jaque a nuestro cuerpo.
Atención al comer en Navidad
Uno de los errores más frecuentes es saltarse el desayuno o el almuerzo con la idea errónea de "guardar" calorías para la gran cena de la noche. Esta práctica es contraproducente: al llegar a la mesa con un hambre excesiva, es mucho más probable que comamos de forma compulsiva y en mayores cantidades, sobrecargando el sistema digestivo de golpe. En las celebraciones suelen estar acompañadas de brindis, pero el consumo desmedido de alcohol es una de las mayores agresiones que le hacemos a nuestro organismo. El alcohol no solo aporta calorías vacías, sino que también deshidrata el cuerpo, interfiere con la calidad del sueño y ejerce una carga extra sobre el hígado.
Aunque los postres y platos tradicionales son deliciosos, la Navidad y el Año Nuevo son una época de alto consumo de azúcares refinados y grasas saturadas. Al comer estos componentes, presentes en exceso en pan dulces, turrones y comidas muy elaboradas, pueden causar inflamación, indigestión y un aumento drástico de glucosa en sangre. Si bien es imposible evitarlos por completo, no te sirvas porciones exageradas. Priorizá el consumo de verduras, ensaladas y carnes magras que suelen estar disponibles en la mesa, dejando los dulces para un disfrute moderado.
Con la vorágine de las compras y la comida, es fácil caer en el sedentarismo y abandonar completamente la rutina de ejercicio físico. Sin embargo, la actividad física es más importante que nunca en estos días, ya que ayuda a metabolizar mejor los excesos calóricos y reduce los niveles de estrés. El ajetreo de las fiestas a menudo implica acostarse más tarde y, a veces, despertarse temprano. Sacrificar el sueño de forma constante tiene un impacto directo y negativo en el sistema inmunológico, el estado de ánimo y la capacidad de nuestro cuerpo. Intentá mantener una rutina de sueño lo más regular posible y priorizá al menos siete a ocho horas de descanso de calidad para que tu cuerpo pueda recuperarse efectivamente de las celebraciones.
