La postura de yoga que te ayudará con el tránsito intestinal
En la búsqueda de soluciones naturales para problemas comunes, el yoga se ha posicionado como una práctica integral que beneficia tanto la mente como la salud. Cuando se trata de mejorar el tránsito intestinal, existe una postura específica, que destaca por su eficacia.
Esta postura de yoga no requiere una gran experiencia previa y, a través de sus profundos estiramientos, ayuda a relajar y a deshinchar la zona del abdomen. Al liberar la tensión acumulada en el estómago, no solo se reduce la sensación de pesadez, sino que también se estimula activamente el proceso de digestión, facilitando un alivio notable.
La postura de yoga para la digestión
La postura del Dragón es una de las asanas más representativas del Yin Yoga, una rama de esta disciplina conocida por su enfoque en estiramientos prolongados y la flexibilidad. Esta práctica lenta y consciente permite que el cuerpo se rinda en cada postura, trabajando los tejidos profundos. En particular, la postura del Dragón es excelente para abrir las caderas, una zona donde a menudo se acumula mucha tensión. También proporciona un estiramiento profundo a los músculos de la espalda, las piernas y la zona lumbar.

Los expertos en yoga recomiendan esta asana para la digestión debido a su capacidad para activar los meridianos del estómago. Estos canales de energía, según la medicina tradicional china, están directamente relacionados con la función digestiva. Al estimularlos, la postura facilita un flujo de energía más armonioso. Además, esta asana es relativamente sencilla de lograr, incluso para principiantes, lo que la hace accesible para quienes buscan una solución natural a sus problemas intestinales. La postura del Dragón también beneficia los meridianos del hígado y el riñón, contribuyendo a la desintoxicación y el bienestar general.

Realizar la postura de yoga del Dragón es más simple de lo que parece. Para empezar, colócate en la esterilla sobre tus manos y rodillas, lo que se conoce como la postura de cuatro patas. Luego, lleva tu pie derecho hacia adelante, colocándolo entre tus manos o, si no llegas, a la altura de tus codos. Baja el torso hacia la esterilla, manteniendo la espalda estirada, y apoya las palmas en el suelo. Mantén la posición por unos segundos o incluso hasta un minuto, respirando profundamente para relajar la zona.