Jardinería: el secreto de especialistas para proteger los tomates de las peligrosas plagas
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Las huertas caseras se han convertido en espacios clave para quienes disfrutan de la agricultura doméstica, y dentro de ellas, los tomates destacan como uno de los cultivos más populares por su versatilidad y facilidad de crecimiento. Sin embargo, este cultivo también enfrenta desafíos importantes, especialmente durante la primavera, cuando es más vulnerable al ataque de plagas como áfidos, hongos, gusanos y nematodos.
¿Cómo evitar las plagas en los tomates?
Además de plantarlos en el momento adecuado, desde octubre o noviembre, muchos aficionados recomiendan aplicar la técnica de las plantas compañeras. Esta estrategia consiste en cultivar especies beneficiosas cerca de las tomateras para mejorar su desarrollo, protegerlas naturalmente de las plagas y potenciar el rendimiento general de la huerta.
Un ejemplo eficaz es el uso de copetes, plantas coloridas y aromáticas que actúan como repelentes naturales, especialmente contra los nematodos. Estas no solo embellecen el entorno, sino que también aportan equilibrio al huerto sin necesidad de pesticidas.
Además, al organizar bien la distribución de cultivos, se evita la competencia entre plantas por luz y nutrientes, promoviendo un crecimiento más armonioso. Esta práctica, común en la agricultura ecológica, también incluye compañeras como la albahaca o el ajo, que aportan múltiples beneficios. Así, se fortalece un enfoque sustentable que favorece la biodiversidad y reduce la necesidad de productos químicos.
¿Por qué aparecen plagas en mis plantas?
Las plagas en las plantas pueden surgir por diversas razones, entre ellas el exceso de humedad, la falta de luz, el debilitamiento de la planta, el uso excesivo de abono nitrogenado y la presencia de insectos, hongos o bacterias. Un riego excesivo crea un ambiente ideal para que estos organismos dañinos se reproduzcan, mientras que la falta de luz debilita a las plantas, haciéndolas más vulnerables.
Además, factores como la carencia de nutrientes, el estrés por condiciones ambientales extremas y las enfermedades también aumentan la susceptibilidad a las plagas. El exceso de abono nitrogenado atrae a ciertos insectos que se alimentan de esta sustancia, lo que puede agravar el problema.
Para prevenir la aparición de plagas, es fundamental mantener un equilibrio en el riego, asegurando que el suelo esté húmedo pero sin encharcamientos, brindar la cantidad adecuada de luz solar, cuidar que las plantas reciban los nutrientes necesarios y estén libres de enfermedades, y realizar limpiezas periódicas eliminando hojas muertas o dañadas. También es importante mantener el suelo bien aireado y con buen drenaje para evitar la acumulación de humedad que favorece la proliferación de plagas.