Huerto: estas son las semillas que puedes cultivar en agosto para cosechar en septiembre
Agosto es un mes clave para iniciar la siembra de tu huerto que alcanzará su desarrollo óptimo con la llegada del clima cálido. Es el momento ideal para sembrar especies que crecerán durante la primavera y estarán listas para cosecharse en verano. La idea es simple: sembrar ahora aquellas variedades que aprovechan el incremento de luz solar y temperaturas más templadas para desarrollarse plenamente en los próximos meses.
¿Qué plantas plantar en agosto?
Esto abarca hortalizas de hoja, raíces, plantas aromáticas y semilleros listos para ser trasplantados. Algunas de las semillas recomendadas para plantar en agosto son:

- Hojas verdes: acelga, lechuga, espinaca, rúcula, escarola, achicoria
- Raíces: zanahoria, remolacha, rabanito
- Hierbas aromáticas: perejil, albahaca y más
- Semilleros: tomate, pimiento, berenjena
- Legumbres: arvejas y porotos, especialmente hacia fin de mes
- Tubérculos: papa en siembra directa
También es posible adelantar la producción con almácigos de tomate, ají y berenjena protegidos del frío. A medida que avanza el mes, se pueden incorporar cultivos como porotos y zapallitos si el clima lo permite.
¿Cómo evitar plagas en mis cultivos?
Para proteger tus cultivos de las plagas, es esencial adoptar medidas preventivas basadas en el cuidado general del entorno, el uso de prácticas agrícolas responsables y, si es necesario, la aplicación de tratamientos específicos. La prevención comienza con una higiene adecuada: eliminar restos de plantas anteriores, malezas y residuos que puedan convertirse en refugio para insectos no deseados. También es clave la rotación de cultivos, ya que plantar diferentes especies en distintos momentos ayuda a cortar los ciclos de vida de las plagas.
Otra estrategia útil es la asociación de cultivos, como ubicar albahaca cerca de los tomates, lo que puede actuar como repelente natural. La poda regular, el acolchado para proteger el suelo y mantener la humedad, el uso de variedades resistentes y asegurar que las plantas reciban luz, agua y nutrientes suficientes son prácticas fundamentales para mantener cultivos sanos y fuertes.

Si a pesar de estas medidas las plagas persisten, se puede recurrir al control biológico mediante la atracción de depredadores naturales, como mariquitas o aves, que se alimentan de insectos perjudiciales. También es posible aplicar insecticidas naturales como el azufre, el jabón potásico o el aceite de neem, que ofrecen una alternativa ecológica y menos agresiva.
Solo en caso de que estas opciones no sean suficientes, se recomienda el uso cuidadoso de insecticidas químicos o fungicidas, eligiendo productos específicos y respetando las instrucciones para minimizar el impacto ambiental. Además, es importante observar los cultivos con frecuencia para detectar señales tempranas de plagas o enfermedades y poder actuar a tiempo.
Llevar un registro de las incidencias, tratamientos y resultados obtenidos en tus plantas permite mejorar la experiencia a lo largo del tiempo. Por último, ante cualquier duda, siempre es recomendable consultar con un profesional en agricultura o control de plagas para tomar decisiones más informadas y sostenibles.