El truco infalible para lavar las toallas y dejarlas como recién compradas

El método turco logra toallas suaves y limpias sin usar suavizante.
El truco infalible para lavar las toallas y dejarlas como recién compradas
El bicarbonato combinado con la temperatura adecuada prolonga la vida de las toallas. Foto: Canva
jueves, 14 de agosto de 2025

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En el mundo de la limpieza del hogar, cada cultura guarda secretos transmitidos de generación en generación. Algunos métodos, aunque sencillos, logran resultados sorprendentes y superan incluso a los productos más costosos. Desde Turquía ha llegado una técnica que está revolucionando la forma en la que cuidamos nuestras toallas, manteniéndolas limpias, suaves y como nuevas por mucho más tiempo.


¿Cómo lavar las toallas?


Un método de limpieza originario se ha vuelto viral por su sencillez y efectividad para lavar toallas sin suavizante, combinando la temperatura de lavado ideal con el uso de bicarbonato de sodio. La clave está en programar la lavadora entre 40 y 60 grados Celsius, rango suficiente para eliminar bacterias y suciedad sin dañar las fibras ni volverlas ásperas. Temperaturas más bajas no logran higienizar por completo, mientras que las más altas pueden deteriorar la tela.


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El truco se completa añadiendo tres cucharadas de bicarbonato al lavado, lo que ayuda a eliminar restos de detergente o suavizante acumulados, responsables de endurecer las fibras. Además, este ingrediente natural neutraliza olores y potencia la limpieza sin necesidad de químicos agresivos. Siguiendo este método, se obtienen toallas limpias, suaves, libres de bacterias y con mayor capacidad de absorción, prolongando así su vida útil.


¿Por qué las toallas se deterioran con los lavados?


Las toallas suelen deteriorarse con el paso del tiempo debido a una combinación de factores que afectan sus fibras y estructura. Entre ellos se encuentran el uso excesivo de detergente y suavizante, el lavado con agua demasiado caliente, un secado inadecuado y la acumulación de residuos.


Estos elementos pueden hacer que las fibras se vuelvan rígidas, pierdan suavidad y reduzcan su capacidad de absorción. Además, cuando permanecen húmedas, las toallas se convierten en un ambiente ideal para la proliferación de hongos y bacterias, lo que provoca malos olores y acelera el desgaste de la tela. Aunque el suavizante da una sensación temporal de suavidad, en realidad deja una película sobre las fibras que disminuye su eficacia para absorber el agua.


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Para prolongar su vida útil, se recomienda utilizar la cantidad justa de detergente, lavar las toallas con agua tibia para no dañar las fibras, evitar el suavizante o usarlo con moderación, y asegurarse de que las toallas se sequen completamente antes de guardarlas. El secado al aire libre es la opción más saludable, pero si se utiliza secadora, es preferible hacerlo a temperatura baja. Asimismo, conviene lavarlas al menos una vez por semana para prevenir la acumulación de microorganismos y no sobrecargar la lavadora, permitiendo así que tengan el espacio necesario para moverse y limpiarse correctamente.

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