Hay ciertos ingredientes, como los limones, que por su versatilidad y beneficios, merecen un lugar fijo en la cocina. Aunque su presencia suele darse por sentada, conocer cómo aprovecharlos al máximo, incluso fuera de temporada, puede marcar la diferencia tanto en la economía como en la salud del hogar.

¿Cómo guardar limones?

El limón es una fruta muy apreciada tanto por sus propiedades saludables como por su uso culinario, especialmente en ensaladas y carnes. Además, su jugo es ideal para saciar la sed. No obstante, dado que su cosecha en Argentina se limita al otoño e invierno, resulta útil conocer métodos para prolongar su frescura. 

La clave está en conservarlos en un ambiente húmedo y a temperaturas entre 10 y 12 grados, lo que se puede lograr guardándolos en el refrigerador, preferentemente en zonas menos frías como la puerta o el cajón inferior. Para mejorar su conservación, se pueden envolver con papel film tras humedecer su cáscara, y evitar que estén cerca de frutas como manzanas o bananas.

Las mitades cortadas deben sumergirse en agua con la cáscara hacia arriba. Revisar los limones con frecuencia y desechar los dañados ayuda a evitar que se pudran. Esta fruta, rica en vitamina C, favorece el sistema inmunológico, la digestión, y contribuye a prevenir problemas renales y cardiovasculares.

¿Cuáles son los beneficios de consumir limón?

El limón es una fruta altamente beneficiosa para la salud, en gran parte gracias a su riqueza en vitamina C, antioxidantes y otros compuestos activos. Su consumo contribuye a fortalecer el sistema inmunológico, ya que estimula la producción de glóbulos blancos y ayuda a combatir infecciones.

También favorece una buena digestión, previene cálculos renales y mejora la absorción de hierro, lo cual es especialmente útil en casos de anemia. Además, sus antioxidantes protegen la piel del envejecimiento prematuro y podrían tener un rol en la prevención de ciertos tipos de cáncer, según estudios preliminares.

Incluir limón en la dieta puede apoyar la hidratación, regular los niveles de azúcar en sangre tras comidas ricas en almidón, mejorar el tránsito intestinal y contribuir a la limpieza del hígado. No obstante, su consumo en exceso podría provocar molestias gástricas o desgaste del esmalte dental, por lo que se recomienda moderación.