El truco de dueños de hoteles para lavar las almohadas y que parezcan recién compradas
-Hn6CVTRQLIT7lAv0EMp13.min.jpg)
Con el paso del tiempo, las almohadas acumulan restos de sudor, grasa, polvo, maquillaje e incluso microorganismos, lo que deteriora tanto su apariencia como su higiene. Aunque este desgaste puede parecer inevitable, es posible recuperar su blancura y frescura utilizando ingredientes naturales y sin necesidad de productos químicos agresivos.
¿Cómo lavar las almohadas?
Lavar las almohadas regularmente no solo mejora su aspecto, sino que también es esencial para la salud: reduce la exposición a alérgenos, bacterias y malos olores, favoreciendo un sueño más reparador y una piel más sana. Para ello, se recomienda un método sencillo que incluye peróxido de hidrógeno, bicarbonato de sodio, vinagre blanco y detergente natural, aplicados durante un ciclo de lavado con agua caliente.
Es clave asegurarse de que la almohada sea apta para lavadora, revisar su estado antes del lavado y elegir el programa adecuado. El secado, igualmente importante, debe hacerse a baja temperatura y con ayuda de pelotas de tenis o lana para evitar la formación de moho y conservar el volumen.
Se aconseja lavar las almohadas cada tres o cuatro meses, o con mayor frecuencia si se tiene piel grasa, alergias o el hábito de dormir con el cabello mojado. Además, utilizar fundas protectoras, airearlas con frecuencia y mantener hábitos de higiene básicos ayuda a prolongar su vida útil. Más que un simple accesorio, una almohada bien cuidada puede transformar la calidad de tu descanso y el bienestar diario.
¿Cómo lograr que las almohadas duren mas tiempo?
Para alargar la vida útil de tus almohadas y mantenerlas en buenas condiciones, es clave adoptar una serie de hábitos simples pero eficaces. Usar protectores ayuda a evitar manchas, malos olores y acumulación de ácaros, mientras que ventilar tanto la almohada como la habitación previene la humedad y el polvo.
Es importante no doblar las almohadas para que no pierdan su forma, lavar las fundas cada semana y, si las instrucciones del fabricante lo permiten, también lavar las almohadas siguiendo sus indicaciones. Otras prácticas útiles incluyen aspirarlas para eliminar alérgenos, rotarlas periódicamente para evitar el desgaste desigual y guardarlas en lugares frescos y secos cuando no se usan. Finalmente, aunque depende del uso y del material, lo ideal es reemplazarlas aproximadamente cada dos años.