Los cactus, gracias a su resistencia y bajo mantenimiento, se han convertido en una de las plantas favoritas para quienes disfrutan de la jardinería. Sin embargo, a pesar de su fama de ser prácticamente indestructibles, es importante conocer ciertos cuidados para evitar que se deterioren rápidamente. Aunque pueden sobrevivir en condiciones extremas, uno de los errores más frecuentes es el riego excesivo.

¿Cómo evitar que se mueran los cactus?

Estas plantas almacenan agua en sus tejidos, por lo que no requieren riegos constantes; un exceso de humedad puede ocasionar la pudrición de las raíces y, con el tiempo, la muerte de la planta. En verano, lo ideal es regar los cactus aproximadamente cada dos semanas, asegurándose siempre de que el sustrato se haya secado completamente antes de volver a hidratar la planta.

En invierno, el riego debe ser aún más espaciado. Además, aunque los cactus adoran la luz, una exposición prolongada y directa al sol puede quemar sus tejidos, especialmente si no están acostumbrados a tanta intensidad lumínica. Lo más recomendable es colocarlos en un sitio con luz indirecta o filtrada.

Otro factor clave para su buen desarrollo es el drenaje. Los cactus necesitan sustratos bien aireados y macetas con agujeros que permitan la salida del exceso de agua. Por este motivo, es preferible evitar los recipientes de plástico y optar por macetas de barro o cerámica, que favorecen la evaporación y previenen la acumulación de humedad. Con estos cuidados básicos, es posible mantener a los cactus sanos y vistosos por mucho tiempo.

¿Por qué los cactus viven tantos años?

Los cactus pueden vivir durante muchos años gracias a sus notables adaptaciones que les permiten prosperar en entornos secos y con recursos limitados. Una de sus principales estrategias es la capacidad de almacenar grandes cantidades de agua en sus tallos, lo que les permite resistir largos periodos sin lluvias. Además, sus hojas transformadas en espinas reducen la superficie expuesta al sol y al viento, minimizando así la pérdida de agua por evaporación.

Su sistema radicular también es clave para su longevidad: las raíces, generalmente extensas y poco profundas, están diseñadas para absorber rápidamente cualquier cantidad de lluvia o humedad disponible en el suelo. A esto se suma su bajo requerimiento de nutrientes, ya que los cactus tienen un metabolismo lento que les permite mantenerse saludables con recursos mínimos.

Muchas especies de cactus, además, están adaptadas para soportar temperaturas extremas, desde calor intenso hasta frío severo, siempre en combinación con climas secos. Gracias a esta serie de adaptaciones, los cactus logran vivir muchos años en entornos donde la mayoría de las plantas no podrían sobrevivir.