Durante el invierno, el cabello suele resecarse, volverse quebradizo y perder brillo y suavidad debido a las bajas temperaturas y a los cambios bruscos entre el frío exterior y los ambientes calefaccionados. Por ello, es fundamental prestar especial atención a los productos y tratamientos que se utilizan.

¿Cómo cuidar el cabello en invierno?

Un hábito perjudicial en esta temporada es descuidar la hidratación capilar, especialmente si el cabello está teñido. En estos casos, se recomienda usar productos específicos sin sulfatos ni alcohol, que protejan el color y ayuden a mantener la humedad natural del cabello. Ingredientes como aceites naturales (de argán, jojoba o coco) o queratina vegetal son ideales para restaurar la fibra capilar.

Aplicar mascarillas nutritivas o baños de crema profundos al menos una vez por semana también es clave para evitar que el cabello se vuelva frágil. Además, es aconsejable protegerlo del frío directo con gorros o bufandas, evitar el uso de aire caliente para secarlo, no frotarlo con toallas, y espaciar los lavados para preservar el color y la salud del pelo.

¿Cómo evitar que se caiga el cabello?

Para prevenir la caída del cabello, es fundamental mantener una alimentación equilibrada que incluya proteínas, vitaminas y minerales esenciales como el hierro y el zinc, ya que estos nutrientes fortalecen el cabello desde la raíz. Además, es importante cuidar el cuero cabelludo con masajes suaves que estimulen la circulación sanguínea y usar productos capilares adecuados, libres de sulfatos y parabenos, que no dañen la fibra capilar.

Otro aspecto clave es proteger el cabello del calor excesivo y evitar peinados muy tirantes que ejerzan presión sobre el cuero cabelludo, como coletas o trenzas apretadas, ya que pueden debilitar el folículo piloso. La caída del cabello puede deberse a múltiples factores, como la genética (en casos de alopecia androgenética), el estrés físico o emocional, los cambios hormonales, especialmente durante el embarazo o la menopausia, algunas enfermedades autoinmunes como la alopecia areata, o carencias nutricionales.

Asimismo, el uso frecuente de herramientas de calor o productos agresivos puede acentuar este problema. Para mantener un cabello sano, también se recomienda no peinarlo cuando está mojado, controlar el estrés mediante técnicas de relajación como el yoga o la meditación, y, en casos de caída severa, acudir a un dermatólogo para recibir un diagnóstico preciso y tratamiento adecuado. Adoptar estos hábitos puede ayudar a conservar un cabello fuerte, saludable y con buen crecimiento.