El perjuicio en la salud a largo plazo que puede tener un ejercicio muy común

Su práctica diaria y sin supervisión puede convertirse en un perjuicio para la salud articular a largo plazo
El perjuicio en la salud a largo plazo que puede tener un ejercicio muy común
Ejercicio Foto: Canva
lunes, 15 de diciembre de 2025

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Correr se ha consolidado como uno de los ejercicios más populares y accesibles, vista a menudo como el pilar de un estilo de vida saludable. Es innegable que proporciona numerosos beneficios cardiovasculares y metabólicos, pero existe un riesgo latente cuando se practica a ritmos muy elevados y de forma diaria.

Aunque la intención sea mejorar la salud, mantener una velocidad alta de manera habitual incrementa significativamente la presión sobre las articulaciones, tendones y músculos. Con el tiempo, esta exigencia constante del ejercicio puede derivar en molestias crónicas, dolores o, peor aún, en lesiones por impacto que comprometen la movilidad a largo plazo.

El ejercicio para la salud

La alta intensidad sostenida en este ejercicio impone un estrés mecánico desmedido sobre el sistema musculoesquelético que, a diferencia de lo que se cree, el cuerpo no siempre logra reparar a tiempo. Esta exigencia resulta aún más marcada en aquellas personas que se inician en esta práctica o que la realizan sin el debido acompañamiento profesional. La falta de una técnica de carrera adecuada y la omisión de un calentamiento o enfriamiento correctos agravan el impacto, focalizando la tensión en rodillas, tobillos y caderas. Esta repetición de microtraumatismos es la principal causa de desgaste articular prematuro y de lesiones por sobrecarga, como la fascitis plantar o la tendinitis.

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Curiosamente, la creencia popular de que las carreras intensas son la base de una buena salud no siempre se alinea con la evidencia sobre longevidad y bienestar físico. Los beneficios más consistentes y sostenibles para la salud articular y general provienen, de hecho, de actividades de bajo impacto y moderada intensidad. Simplemente caminar a buen ritmo, realizar tareas cotidianas que impliquen movimiento, o mantener una actividad moderada y constante a lo largo del día son ejercicios que fortalecen las articulaciones sin saturarlas. Estos movimientos suaves favorecen la circulación y ayudan a conservar niveles de energía más estables sin provocar el desgaste asociado a la alta velocidad.

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El cuerpo humano está diseñado para el movimiento, no necesariamente para la máxima explosión repetida sin descanso. Los ejercicios de bajo impacto no solo fortalecen los músculos de soporte, sino que también estimulan la producción y distribución del líquido sinovial , esencial para lubricar y nutrir el cartílago articular. Al optar por una actividad moderada, se reduce la probabilidad de generar una inflamación crónica y se facilita la reparación de los tejidos. De esta forma, se consigue una mejora en la salud y la longevidad de las articulaciones, que son componentes limitados en su capacidad de regeneración.

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