El motivo por el que cada vez más personas colocan sal en las velas
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Las velas han sido durante siglos mucho más que simples fuentes de luz: aportan calidez, elegancia y un ambiente relajante a cualquier espacio. Ya sea para decorar, ambientar una cena o simplemente para relajarse, su presencia transforma por completo el entorno. Sin embargo, un inconveniente frecuente es que se consumen rápidamente. Para resolver este problema, existe un truco tan sencillo como eficaz que puede ayudarte a prolongar su duración: usar sal.
¿Por qué usar salen mis velas?
La sal, ese ingrediente básico que todos tenemos en casa, posee propiedades que van más allá de lo culinario. Aplicada correctamente, puede actuar como un regulador térmico, ralentizando el derretimiento de la cera y permitiendo que la vela se queme de manera más lenta y uniforme. Hay distintas formas de aprovechar este beneficio. Una opción consiste en sumergir la vela en una mezcla de agua con sal durante unas horas antes de encenderla, lo que genera una capa protectora que hace la cera más resistente al calor.
Otra alternativa es espolvorear un poco de sal alrededor de la llama encendida para ayudar a regular la temperatura. Eso sí, debe hacerse con cuidado para evitar pequeñas chispas. Además de la sal, hay otros métodos caseros que pueden alargar la vida útil de tus velas. Por ejemplo, colocarlas en el frigorífico durante unas horas antes de encenderlas ayuda a que la cera se derrita más lentamente.
También es útil aplicar una fina capa de esmalte de uñas transparente en la base de la vela, lo que favorece una combustión más uniforme. Y por supuesto, mantenerlas limpias de polvo y residuos mejora su rendimiento general. Si deseas añadir un toque personal, puedes personalizar tus velas para que además de durar más, decoren con estilo.
¿Cómo lograr que mis velas tengan mas aroma?
Para lograr que tus velas tengan un aroma más intenso y duradero, es fundamental prestar atención a la calidad de los ingredientes y al proceso de fabricación. Elegir una buena cera, como la de soja, parafina o cera de abejas, marcará la diferencia, ya que algunas ofrecen una combustión más lenta y una mejor difusión del perfume. Igualmente importante es usar fragancias concentradas diseñadas específicamente para velas o aceites esenciales en pequeñas cantidades.
Uno de los puntos clave es añadir la fragancia cuando la cera alcanza la temperatura ideal. Por ejemplo, en el caso de la cera de soja, lo óptimo es entre 82 y 94 °C; para la cera de palma, entre 93 y 104 °C. Este paso permite que la fragancia se mezcle de forma homogénea, asegurando que el aroma se distribuya correctamente durante toda la combustión. También es crucial cortar la mecha a un tamaño de entre 3 y 6 mm, lo que ayuda a evitar olores quemados o una llama inestable.
Encender la vela en un lugar sin corrientes de aire favorece una combustión más uniforme y una mejor liberación de aroma. Además, dejar que la superficie de la vela se derrita por completo antes de apagarla evita la formación de túneles, lo que también prolonga su vida útil.