El método correcto para escurrir los vasos y evitar la proliferación de hongos

Secar los vasos correctamente evita hongos y malos olores: ventilación y tiempo justo, la clave.
El método correcto para escurrir los vasos y evitar la proliferación de hongos
¿Boca arriba o abajo? Aprende la forma ideal de escurrir vasos y platos para mantenerlos limpios y secos. Foto: Canva
lunes, 04 de agosto de 2025

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Existe cierta confusión sobre la mejor forma de secar los vasos después del lavado: algunos prefieren colocarlos boca abajo, mientras que otros los dejan boca arriba. Para evitar la formación de hongos y malos olores, lo más recomendable es escurrirlos boca abajo sobre una superficie ventilada, como un escurridor con rejillas.


¿Cómo evitar que se formen hongos en los vasos?


Este método permite que el agua drene por completo y evita la acumulación de humedad en el interior. No obstante, hay quienes creen erróneamente que apoyar los vasos sobre un repasador o en la mesada está mal. En realidad, si se dejan solo por un par de horas, no hay problema.


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El inconveniente aparece cuando los vasos permanecen toda la noche boca abajo sobre una superficie plana y húmeda, ya que eso favorece la proliferación de hongos. Si optas por usar un repasador, es fundamental que esté limpio y completamente seco para que no genere humedad adicional. Lo ideal es comenzar el lavado por los vasos y colocarlos boca abajo para que escurran bien.


Al terminar de lavar toda la vajilla, se recomienda darlos vuelta y dejarlos secar boca arriba, permitiendo que el aire complete el proceso por evaporación. Finalmente, al guardarlos en las alacenas, lo mejor es almacenarlos con la boca hacia arriba para mantenerlos limpios y secos. En cuanto a los platos, se aconseja colocarlos en un escurridor vertical, lo cual facilita el drenaje del agua. Una vez escurridos, se pueden secar con un repasador limpio o papel de cocina para eliminar cualquier resto de humedad antes de guardarlos.


¿Cómo lavar correctamente la vajilla?


Para lavar la vajilla de forma correcta y eficiente, lo primero es retirar los restos de comida que hayan quedado en los platos, ya sea raspando con un utensilio o enjuagando con agua. En caso de que haya suciedad muy adherida o manchas difíciles, es recomendable dejar los utensilios en remojo con agua caliente y jabón, lo que facilita su limpieza posterior.


Una vez preparado todo, se puede llenar el fregadero con agua caliente y detergente, procurando seguir las instrucciones del fabricante si se utiliza un lavavajillas. Es importante lavar en un orden específico: comenzar con los objetos menos sucios, como vasos, tazas y cubiertos, para luego seguir con platos y cuencos, y dejar para el final las ollas y sartenes, que suelen acumular mayor grasa y residuos.


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Cada elemento debe enjuagarse cuidadosamente con agua limpia para eliminar todo resto de jabón. Finalmente, se pueden colocar los platos en un escurridor o secarlos con un paño limpio. Es fundamental usar una esponja o cepillo apropiado para no dañar la superficie de la vajilla, especialmente si se trata de materiales delicados como la cristalería fina, que conviene lavar a mano con agua tibia y detergente suave.


Si se busca una limpieza de manchas difíciles, productos como el bicarbonato de sodio o el vinagre blanco pueden ser de gran ayuda. Además, comenzar el lavado por los elementos menos sucios permite mantener el agua más limpia por más tiempo y optimizar el proceso general de limpieza.

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