El impacto que tiene tu perro sobre tu salud mental y que no lo sabías

Los especialistas vinculados al mundo de las mascotas consideran que existen diversas cuestiones a las cuales hay que prestarle especial atención para poder entenderlas. Si lo has visto en más de una ocasión, y sobre todo en el último tiempo, acá podrás develar el impacto que tiene tu perro sobre tu salud mental.
Nos vamos a referir en particular a el impacto que tiene tu perro sobre tu salud mental y que no lo sabías. Para ser más específicos, para el caso en que esta situación sea detectada. La respuesta podrás encontrarla en esta nota, para poder analizar y tratarlo, en caso de que sea necesario y según la visión de los científicos de mascotas.
Los perros y la salud mental
Tu perro es más que una mascota; es un pilar fundamental para tu bienestar mental, a menudo sin que lo sepas conscientemente. Los datos hablan por sí mismos: un asombroso 83% de las personas afirma que su compañero canino tiene un impacto positivo en su salud mental. De hecho, ante situaciones de estrés, más de la mitad, un 58%, prefiere la compañía de su perro antes que la de su pareja, familia o amigos. La simple presencia del animal es suficiente para generar una sensación de calma, siendo el 84% de las personas quienes encuentran relajante incluso sin necesidad de contacto físico.
El impacto de estos fieles amigos se extiende a nuestra interacción con el mundo digital. Siete de cada diez encuestados revelan que su mascota los ayuda a estar más presentes y menos atados a las redes sociales. Además, el 77% confiesa que hablar con su perro les resulta tranquilizador, y un 66% encuentra consuelo simplemente al escucharlos. El 78% destaca cómo sus perros los impulsan a hacer pausas en la rutina, a desconectarse de las pantallas y a reconectar con su entorno, lo que se traduce en un valioso respiro mental.
Las razones detrás de este efecto tan beneficioso son variadas y profundas. Los perros promueven rutinas saludables, ya que requieren horarios definidos para alimentarse, pasear y jugar, lo que indirectamente estructura nuestro día. Además, su cuidado diario nos impulsa al autocuidado: salir a caminar o preparar su comida puede transformarse en un momento de pausa y conexión tanto para nosotros como para ellos. Es una relación bidireccional de bienestar.