El grave error que todos cometen al momento de quitar el moho de techos y paredes

El moho se instala fácilmente en ambientes húmedos y poco ventilados, como baños o cocinas.
El grave error que todos cometen al momento de quitar el moho de techos y paredes
Pintar sobre el moho no lo elimina: la solución real está en tratar la humedad y ventilar adecuadamente. Foto: Canva
miércoles, 21 de mayo de 2025

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Durante el invierno, muchas personas optan por mantener sus hogares cerrados para conservar el calor, pero esta práctica puede favorecer la aparición de moho en paredes y rincones. Este hongo, que se reproduce por esporas presentes en el aire, se instala en lugares húmedos, especialmente donde hay condensación, filtraciones de agua o ventilación deficiente. Ambientes como baños y cocinas son especialmente propensos a su desarrollo.


¿Cómo quitar el moho de las paredes?


El moho no solo daña las superficies, también representa un riesgo para la salud, causando síntomas como congestión, tos e incluso problemas respiratorios graves. Aunque productos como la lejía pueden eliminar el moho superficialmente en superficies no porosas, no solucionan el problema de raíz en techos o paredes, donde el hongo puede seguir creciendo bajo la pintura.


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Expertos advierten que pintar sobre el moho solo lo oculta temporalmente. La clave para evitar su aparición es mantener una buena ventilación, reparar fugas de agua y, en caso de brotes persistentes, acudir a profesionales. Solo así se pueden tratar tanto los síntomas como las causas reales del problema.


¿Por qué aparece moho en las paredes?


El moho en las paredes suele aparecer por una combinación de factores que crean un ambiente ideal para su crecimiento, siendo la humedad el más determinante. Este hongo se reproduce a través de esporas microscópicas que están siempre presentes en el aire, pero solo se desarrollan cuando encuentran las condiciones adecuadas: superficies húmedas, temperaturas cálidas y poca ventilación.


Uno de los fenómenos más comunes que favorecen su aparición es la condensación, que ocurre cuando el aire caliente y cargado de humedad entra en contacto con paredes frías, formando gotas de agua en rincones y superficies. Esta acumulación de humedad, si no se disipa, termina siendo el caldo de cultivo perfecto para el moho.


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Además de la condensación, las filtraciones de agua también son una causa importante. Estas pueden provenir de goteras, cañerías dañadas o humedad que penetra desde el exterior, especialmente en construcciones con problemas de impermeabilización. Otro factor clave es la falta de ventilación. Cuando los espacios no reciben suficiente aire fresco, la humedad ambiental se mantiene, el aire se estanca y las esporas encuentran un lugar donde asentarse sin ser desplazadas.


Durante el invierno, este problema se intensifica, ya que solemos mantener puertas y ventanas cerradas para conservar el calor, reduciendo aún más la circulación de aire. El moho no solo afea las paredes y techos, sino que también representa un riesgo para la salud, ya que puede causar alergias, congestión nasal, tos, estornudos e incluso agravar problemas respiratorios como el asma.

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