El árbol frutal que florece varias veces al año y es un tesoro para cualquier jardín

Además de ofrecer sombra, produce frutos ricos en vitamina C ideales para fortalecer la salud.
El árbol frutal que florece varias veces al año y es un tesoro para cualquier jardín
Con pocos cuidados, este árbol puede florecer más de una vez al año y prosperar incluso en macetas. Foto: Canva
jueves, 24 de julio de 2025

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En muchas ocasiones, frente a nuestros propios ojos, distintos árboles y plantas crecen y transforman los espacios que habitamos en verdaderos espectáculos visuales, aunque a menudo sabemos poco sobre ellos. Uno de esos árboles que no debería faltar en ningún hogar es el popularmente conocido como guayabo (Psidium guajava), una especie perenne que combina belleza, funcionalidad y resistencia.


¿Por qué el guayabo es un tesoro para los jardines?


Este árbol no solo destaca por su atractivo visual, sino también por ofrecer frutas deliciosamente dulces, ricas en vitamina C, ideales para fortalecer el sistema inmunológico. Además, tiene la particularidad de florecer más de una vez al año, lo que lo convierte en un ejemplar sumamente especial para jardines o patios.


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El guayabo no solo embellece el entorno, sino que también brinda sombra natural y se adapta fácilmente a condiciones domésticas, incluso en maceta. Con cuidados básicos, como asegurarse de que reciba entre seis y ocho horas de luz solar directa al día, mantener el riego moderado y contar con un suelo bien drenado, este árbol puede crecer sin inconvenientes.


Para una mejor floración, se recomienda podarlo cada dos años y abonarlo en primavera o verano. Es crucial evitar el exceso de agua para proteger sus raíces de la pudrición. Tener un guayabo en casa es una decisión que combina estética, salud y practicidad. Si estás buscando una opción para mejorar tu jardín, esta especie es ideal tanto por su bajo mantenimiento como por los dulces frutos que ofrece.


¿Cómo cuidar un árbol frutal?


Cuidar adecuadamente un árbol frutal implica ofrecerle un entorno propicio que favorezca su desarrollo, lo cual incluye un riego constante, fertilización regular, una poda bien planificada y protección eficaz contra plagas y enfermedades. Estos cuidados garantizarán no solo un crecimiento vigoroso, sino también una producción de frutas saludable y abundante.


Para comenzar, es fundamental plantarlo en un sitio con espacio suficiente, con un suelo bien drenado y rico en nutrientes. El riego debe ser frecuente, sobre todo en épocas cálidas o secas, asegurándose de que el agua llegue a las raíces sin mojar en exceso el follaje, ya que esto podría favorecer la aparición de enfermedades. En cuanto a la fertilización, lo más recomendable es utilizar productos orgánicos, como compost o estiércol bien descompuesto, que nutren el árbol sin dañarlo.


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La poda también cumple un papel clave: durante los primeros años se debe realizar una poda de formación para establecer la estructura del árbol, mientras que en años posteriores se hace una poda de mantenimiento, eliminando ramas secas, enfermas o mal ubicadas. Asimismo, es esencial estar atentos a la presencia de plagas o enfermedades, revisando periódicamente el árbol para aplicar métodos preventivos o correctivos como el uso de mallas para proteger los frutos o chorros de agua para eliminar insectos.


El acolchado orgánico alrededor del tronco ayuda a conservar la humedad del suelo y a reducir la aparición de malezas. Finalmente, hay que tener en cuenta el clima de la región: elegir especies de árboles frutales adaptadas a las condiciones locales incrementará notablemente sus posibilidades de prosperar y dar frutos en óptimas condiciones.

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