Del colesterol al ejercicio: 3 mitos sobre la salud del corazón que pueden afectar a tu bienestar

El colesterol alto puede parecer inofensivo, pero daña tus arterias aunque no sientas nada.
Del colesterol al ejercicio: 3 mitos sobre la salud del corazón que pueden afectar a tu bienestar
No hay dosis “saludable” de alcohol: el corazón solo se protege con hábitos de vida saludables. Foto: Canva
martes, 10 de junio de 2025

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La cardióloga y divulgadora científica Magdalena Perello ha compartido en sus redes sociales un video en el que desmiente tres creencias muy comunes, y peligrosas, que escucha a diario en su consulta. Según explica, uno de los errores más repetidos es pensar que tener el colesterol alto no es preocupante si uno se siente bien.


¿Cómo disminuir el colesterol?


La especialista insiste en la importancia de realizar chequeos periódicos y controlar también la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre, ya que estos factores de riesgo tampoco generan señales inmediatas. Otro mito que combate es la idea de que caminar 10 minutos al día es suficiente para cuidar el corazón.


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Perello aclara que el mínimo recomendado es de 150 minutos semanales de ejercicio moderado, y destaca además la relevancia del entrenamiento de fuerza para mejorar la salud y aumentar la esperanza de vida. Por último, desmiente el extendido argumento de que una copa de vino tinto al día es beneficiosa por sus polifenoles.


En realidad, explica, cualquier cantidad de alcohol perjudica al corazón y no debería consumirse como hábito. La verdadera protección, concluye, viene de un estilo de vida saludable basado en buena alimentación, actividad física regular, buen descanso y una adecuada gestión del estrés.


¿Qué cosas suben el colesterol malo?


El colesterol LDL, conocido como "colesterol malo", puede elevarse por diversos factores, la mayoría vinculados a una dieta inadecuada y a un estilo de vida poco saludable. Entre las principales causas se encuentra el consumo excesivo de grasas saturadas, presentes en carnes rojas, productos lácteos enteros, mantequilla y ciertos aceites vegetales como el de palma y coco, así como el de grasas trans, que suelen encontrarse en alimentos procesados, productos de panadería industrial y frituras.


Aunque el colesterol proveniente de alimentos de origen animal, como algunos mariscos o vísceras, también influye, su impacto no es tan marcado como el de las grasas mencionadas. El sedentarismo, el sobrepeso y la obesidad son otros factores determinantes, ya que pueden aumentar el colesterol LDL mientras reducen el HDL, el llamado "colesterol bueno". Fumar también tiene un efecto negativo, al disminuir el HDL y favorecer el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.


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El consumo excesivo de alcohol es otro hábito perjudicial, ya que puede elevar los niveles de colesterol total, incluyendo el LDL. Además, ciertas condiciones médicas como la diabetes, la enfermedad renal crónica y el VIH, junto con el envejecimiento y la predisposición genética, pueden agravar el problema.


En cuanto a la alimentación, algunos productos concretos tienen un efecto directo sobre el aumento del colesterol LDL. Entre ellos se encuentran las carnes procesadas (como salchichas, embutidos y hamburguesas), los lácteos enteros (leche, nata, queso y mantequilla), los aceites saturados (especialmente los tropicales como el de coco), los alimentos fritos o rebozados, los productos de pastelería industrial y los crustáceos con alto contenido de colesterol, como gambas, langostinos o cigalas.


Para mantener niveles saludables de colesterol, es esencial adoptar una dieta equilibrada baja en grasas saturadas y trans, rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras. También es clave hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso adecuado, evitar el tabaco y moderar el consumo de alcohol. Estos cambios no solo contribuyen a reducir el colesterol malo, sino que también mejoran la salud cardiovascular en general.

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