La lengua de suegra, también conocida como sansevieria, es una planta muy popular para decorar cualquier espacio gracias a su estética, resistencia y bajo requerimiento de cuidados. Para mantenerla saludable, es importante podar sus hojas siguiendo algunos pasos sencillos que evitan dañarla. Primero, se deben usar herramientas limpias y afiladas, como tijeras o cuchillos desinfectados.

¿Cómo podar una lengua de suegra?

Hay que identificar las hojas que requieren ser retiradas, aquellas que están amarillas, secas, rotas o con manchas, y cortarlas cuidadosamente cerca de la base, evitando tocar el tallo principal o las raíces. Es recomendable no cortar muchas hojas de una sola vez y no retirar hojas sanas, ya que estas almacenan agua y eliminarlas podría debilitar la planta.

Un cuidado adicional consiste en limpiar las hojas con una solución de leche diluida en tres partes de agua, aplicándola con un paño limpio o algodón para eliminar polvo y residuos sin obstruir los poros ni interferir con la fotosíntesis. Tras la limpieza, cada hoja debe secarse bien para prevenir exceso de humedad que podría provocar enfermedades. Este proceso se recomienda repetir al menos una vez por semana para mantener la planta en óptimas condiciones.

Además de su valor ornamental, la lengua de suegra aporta beneficios para la salud: purifica el aire absorbiendo toxinas como formaldehído y benceno, contribuyendo a mejorar la respiración en ambientes cerrados. Algunas personas también la utilizan externamente para aliviar tensiones musculares y, según creencias, ciertos compuestos como la saponina podrían ayudar a fortalecer el sistema inmunológico, aunque su uso medicinal no está científicamente comprobado.

¿Cómo saber si mi planta tiene plagas?

Para detectar si tu planta está siendo atacada por plagas, es importante observar tanto el follaje como los tallos en busca de signos como manchas, decoloraciones, deformaciones, agujeros, telarañas o la presencia de insectos visibles. También es útil prestar atención a hojas marchitas, amarillentas o perforadas, ya que estos síntomas pueden indicar que insectos se están alimentando de la planta.

Otros indicadores incluyen restos de baba o excrementos y la presencia de hormigas, que a menudo están asociadas con plagas como los pulgones. Entre las señales más frecuentes se encuentran manchas de diferentes colores, deformaciones o enrollamientos de las hojas, agujeros causados por orugas o caracoles, pequeñas telarañas producidas por ácaros, secreciones pegajosas llamadas mielada y crecimientos anormales en los tallos, como agallas.

Incluso se puede observar la muerte de brotes y la presencia directa de insectos como cochinillas, trips o araña roja en tus plantas, ya sea a simple vista o usando una lupa. Para mantener las plantas sanas, se recomienda inspeccionarlas regularmente, prestar atención a los detalles del color, forma y textura de hojas y tallos, actuar rápidamente si se detectan plagas, identificar el tipo de plaga y aplicar métodos de control adecuados, que van desde remedios caseros hasta insecticidas específicos, para evitar que se propaguen y causen daños mayores.