Colocarse hielo en el rostro: por qué recomiendan hacerlo y para qué sirve
A menudo, en nuestra búsqueda por una piel radiante y saludable, nos encontramos con trucos caseros que prometen grandes resultados. Uno de los más peculiares y sencillos es el de aplicar hielo en el rostro todas las mañanas al levantarnos.
Al explorar esta práctica, nos damos cuenta de que no es solo un mito de belleza, sino que cuenta con beneficios reales, tanto a nivel estético como sensorial, que pueden ayudarnos a comenzar el día de la mejor manera.
¿Qué beneficios tiene colocarse hielo en el rostro por las mañanas?
En primer lugar, el frío del hielo es un excelente aliado para combatir la hinchazón matutina. Muchos de nosotros nos despertamos con un rostro ligeramente hinchado, especialmente en la zona de los ojos y las mejillas.
La aplicación de hielo actúa como un vasoconstrictor, es decir, contrae los vasos sanguíneos, lo que ayuda a reducir la inflamación y a que nuestra cara se vea más desinflamada y definida. Es un efecto casi instantáneo que nos prepara para el día.

Además de su efecto antiinflamatorio, notamos que el hielo tiene un impacto positivo en la apariencia de nuestros poros. Si bien no los cierra de forma permanente, el frío extremo causa un efecto de apretamiento temporal, lo que hace que la piel se vea más lisa y uniforme. Este efecto es especialmente útil antes de aplicar maquillaje, ya que crea una base más suave y ayuda a que los productos se adhieran mejor.
El contacto del hielo con la piel también estimula la microcirculación sanguínea. Esta estimulación se traduce en un flujo de sangre más rápido, lo que aporta una sensación de frescura y revitalización. Es como una inyección de energía para nuestra piel, dejándola con un aspecto más luminoso y saludable. Nos ayuda a reducir el enrojecimiento y a calmar irritaciones menores, lo que lo convierte en un truco muy útil para pieles sensibles o propensas a imperfecciones.

Sin embargo, para evitar efectos adversos, es crucial que seamos cuidadosos con la aplicación. Nunca debemos aplicar el hielo directamente sobre la piel. Siempre debemos envolverlo en un paño suave o una toalla fina para evitar quemaduras por frío. Además, el tiempo de aplicación no debe exceder los 10 minutos en total.