5 razones por las que una persona no acepta saludar con un beso en la mejilla, según la psicología
En países como Perú, saludar con un beso en la mejilla es una costumbre profundamente arraigada, considerada una muestra de cordialidad, afecto y cercanía social. Sin embargo, no todas las personas se sienten cómodas con este tipo de contacto físico, y esta preferencia no siempre se relaciona con la falta de afecto o sociabilidad.
¿Qué significa que a una persona no le guste el beso en la mejilla?
Evitar el saludo con un beso puede tener raíces psicológicas, culturales o sensoriales más complejas. Según especialistas, muchas personas que prefieren evitar el contacto físico lo hacen porque necesitan mantener un espacio personal más amplio para sentirse seguras y tranquilas.

Esta actitud puede estar vinculada a su personalidad, como la introversión, la timidez o la hipersensibilidad, o a su crianza, en contextos donde el contacto físico no era frecuente. En algunos casos, también influyen experiencias previas negativas o desagradables asociadas a este tipo de saludo.
Otros factores que influyen son de tipo sensorial: algunos individuos sienten incomodidad frente a ciertos olores, texturas o estímulos físicos intensos, y perciben el beso en la mejilla como una invasión a su intimidad. En cualquier caso, estas reacciones son válidas y no deben interpretarse como una señal de rechazo o desinterés hacia los demás.
¿Por qué se saluda con besos?
En muchas culturas, el beso en la mejilla como forma de saludo representa una muestra de afecto, amistad, reconocimiento o incluso reverencia. Esta costumbre tiene orígenes diversos y ha evolucionado con variaciones propias en distintas sociedades a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en la Antigua Roma, era común entre amigos el uso del "osculum", un beso en la mejilla.
Con la llegada del cristianismo, esta práctica fue adoptada simbólicamente, ya que incluso San Pablo promovía el uso del “beso sagrado” entre los fieles. En Europa, especialmente dentro de la aristocracia, besar la mano o la mejilla era un gesto de cortesía, y en Francia surgió la tradición del “bise”, que varía en el número de besos según la región.

El significado de este saludo va más allá del gesto físico; expresa cercanía, confianza y familiaridad, y cumple una función dentro del protocolo social, ya que muchas veces se espera como una norma de cortesía. No obstante, el saludo con besos también está profundamente influenciado por factores culturales, el contexto del encuentro y el tipo de relación entre las personas.
Así, mientras que en entornos más formales o profesionales se prefiere el apretón de manos, en contextos informales el beso sigue siendo una forma extendida de expresar afecto. También existen variaciones según el género, ya que en algunos países es más habitual que mujeres se saluden con besos, o que se den entre hombres y mujeres, mientras que en otros, los hombres también lo hacen entre sí.