¿Qué más sucio, besar a un perro o a alguien con barba? La desagradable respuesta
La pregunta sobre la higiene comparativa entre las mascotas y la barba ha sido objeto de curiosidad popular en el ámbito de la salud, pero una investigación reciente ha arrojado una respuesta tan sorprendente como desagradable.
El estudio, llevado a cabo en Suiza, se propuso comparar la carga bacteriana presente en el vello facial de los hombres frente al pelaje de los perros. Para ello, se tomaron meticulosas muestras de las barbas de dieciocho hombres adultos y del pelaje alrededor de la boca de treinta perros de diversas razas. El resultado final del análisis dejó atónita a la comunidad científica y a los propios autores del estudio.
Barba versus perros
El hallazgo más impactante fue que la totalidad de los participantes masculinos, es decir, el 100% de los dieciocho hombres con barba, presentó niveles significativamente elevados de bacterias en sus vellos faciales. Este dato, por sí mismo, ya subraya un problema de higiene considerable. Sin embargo, lo que generó una mayor controversia fue el contraste directo de esta contaminación bacteriana con los resultados obtenidos en los animales. El pelaje de los perros, que a menudo se percibe como una superficie inherentemente sucia, no alcanzó el nivel de contaminación universal encontrado en las barbas.

Mientras que la contaminación fue total en el grupo de la barba de los hombres, solo veintitrés de los treinta perros analizados (un 77% del total) presentaron una carga bacteriana comparable o similarmente alta. Esta diferencia cuantitativa ya inclina la balanza de la higiene hacia el lado canino. Aún más relevante para la salud humana fue el siguiente dato microbiológico: la investigación identificó que siete de los hombres barbudos portaban microorganismos potencialmente dañinos para la salud humana, algunos incluso con capacidad de ser patógenos.

A partir de estas contundentes cifras, la conclusión del estudio suizo fue inequívoca en su advertencia higiénica. La investigación señala que, desde una estricta perspectiva de la higiene bacteriana, besar a un hombre con barba podría ser menos seguro o más contaminante que besar a una mascota. Este hallazgo desafía la percepción social común que tiende a asociar automáticamente a los animales con una mayor insalubridad que la piel y el cabello humano, especialmente en una zona tan sensible como el rostro.