La técnica de acabado de paredes que es cosa de abuelas y no debes usar más

Dejar de verlo como un error del pasado y comenzar a apreciarlo por lo que es: un acabado funcional y con potencial estético
La técnica de acabado de paredes que es cosa de abuelas y no debes usar más
Paredes Foto: Canva
jueves, 25 de setiembre de 2025

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Durante décadas, la tendencia dominante en la decoración de interiores ha sido la de las paredes lisas, blancas o de tonos neutros. Esta estética, asociada con el minimalismo y la uniformidad, se ha considerado la cúspide del buen gusto. Sin embargo, lo que muchos no saben es que esta elección tiene una desventaja: su inmaculada superficie deja al descubierto cada imperfección, cada pequeño golpe o rasguño.

Frente a la vulnerabilidad de las paredes lisas, surge una defensa inesperada para el gotelé, esa técnica de acabado que muchos han tratado de erradicar. Con su textura granulada y sutil relieve, el gotelé actúa como un camuflaje natural. Ayuda a disimular las pequeñas marcas, grietas y golpes que son inevitables con el uso diario de cualquier vivienda. Es, en esencia, una solución práctica y funcional que ha sido injustamente relegada al olvido por prejuicios estéticos. En lugar de ser un defecto, es un aliado discreto en la lucha contra el desgaste del tiempo.

La decoración de las paredes

Para reforzar la idea de que el gotelé no es el enemigo del diseño, la arquitecta Carabal realizó un interesante experimento. Tomó fotografías de interiores que le gustaban y, utilizando un programa de edición, añadió una capa de gotelé. El resultado, según ella, fue sorprendente: “la verdad es que me siguen gustando”. Este ejercicio demuestra que la estética de un espacio no reside únicamente en la superficie de sus paredes, sino en la combinación armoniosa de todos sus elementos. Un buen diseño es el resultado de la coherencia, la iluminación y la paleta de colores, no solo de una pared perfecta.

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La aversión masiva hacia el gotelé alcanzó su punto álgido durante el auge del minimalismo. En esa época, los espacios se buscaban pulidos, despejados y homogéneos, y la textura irregular del gotelé simplemente no encajaba. La uniformidad se convirtió en una virtud, y cualquier elemento que rompiera con esa regla era considerado un error. Esta fase de purismo estético fue la que sentenció al gotelé como un vestigio del pasado, una técnica que no podía coexistir con la nueva visión de la belleza en el diseño de las paredes.

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Sin embargo, el panorama actual es muy diferente. Las tendencias han girado hacia un estilo más ecléctico y desenfadado. Hoy en día, la moda apuesta por muebles coloridos, piezas de segunda mano y un enfoque más personal y despreocupado. En este contexto, la textura del gotelé ya no se ve como una imperfección, sino como una característica que aporta calidez y carácter. Lejos de ser un estorbo, se convierte en un elemento que suma, que contribuye a crear un ambiente más acogedor y con personalidad en tus paredes.

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