Qué debes hacer con tus valijas luego de un viaje y seguramente lo evitas

El retorno de un viaje, ya sea por negocios o placer, suele venir acompañado de una sensación agridulce: la alegría de volver a casa y el tedio de desempacar. Sin embargo, hay una tarea crucial para la salud que la mayoría de los viajeros evita o simplemente olvida, y es la limpieza y desinfección profunda del equipaje. Nuestras valijas y maletas son verdaderas trotamundos que entran en contacto con una miríada de superficies diferentes en su recorrido aéreo.

Antes, durante y después del vuelo, las valijas tocan el suelo polvoriento del aeropuerto, se deslizan por las concurridas cintas transportadoras, y se amontonan en las bodegas y compartimentos de la cabina, áreas que, a pesar de las limpiezas frecuentes, soportan un intenso y constante tráfico de equipajes.

La limpieza de las valijas

En el transcurso de todo este periplo logístico, las valijas se convierten en involuntarios vehículos de transporte de suciedad, bacterias y una variedad de microorganismos. Estos agentes contaminantes se adhieren con facilidad tanto a las superficies rígidas como a los tejidos de las maletas. Si bien en algunos casos la suciedad puede ser visible y traducirse en manchas evidentes, la mayoría de las veces esta contaminación biológica es completamente imperceptible a simple vista. Esta invisibilidad nos lleva a subestimar el nivel real de suciedad de nuestro equipaje y, consecuentemente, a omitir la limpieza necesaria al llegar a casa.

La limpieza de una valija al regresar de un viaje debería ser tan automática como lavar la ropa que usamos en el destino. Es fundamental abordar no solo la superficie exterior principal, sino también las partes estructurales y funcionales que tienen mayor contacto directo con el ambiente. Esto incluye las asas de transporte, los cierres, las correas, y especialmente las ruedas. Estas últimas son, por naturaleza, las partes más expuestas a la suciedad del suelo, los charcos y todo tipo de gérmenes que se encuentran en las terminales y aceras. Tratar estas zonas como puntos críticos de desinfección es esencial para no introducir la contaminación del viaje en el hogar.

Para una limpieza efectiva, el proceso debe comenzar con la eliminación de la suciedad visible, utilizando un paño húmedo con jabón neutro para limpiar las carcasas rígidas o los tejidos de nailon. Posteriormente, el paso crucial es la desinfección con productos especializados o una solución diluida de alcohol o lejía (dependiendo del material y sus indicaciones). Es vital rociar generosamente las manijas y las ruedas, dejándolos actuar por el tiempo recomendado por el fabricante del desinfectante, y luego secar bien para evitar daños por humedad. Al integrar este ritual de limpieza, convertimos la valija de un potencial foco de gérmenes a un artículo limpio y listo para su próximo uso.