Al terminar un día agitado, practicar unos minutos de yoga puede mejorar notablemente la calidad del sueño. Expertos en medicina integrativa y yoga, consultados por The New York Times, coinciden en que esta disciplina ayuda tanto a relajar el cuerpo como a calmar la mente, dos factores clave para descansar mejor.

¿Por qué hacer yoga antes de dormir?

Según la doctora Elizabeth Ko, de la UCLA, la respiración profunda propia del yoga reduce el estado de alerta constante que impide dormir bien. Por su parte, la doctora Vanika Chawla, de Stanford, señala que estudios recientes confirman que el yoga facilita conciliar el sueño y mantenerlo, incluso en casos de insomnio.

Además de favorecer el descanso, el yoga combate el estrés y alivia los dolores asociados al sedentarismo. La instructora Steph Creaturo destaca su valor como herramienta de transición entre el trabajo y la vida personal, ayudando a cerrar el día con más calma. La rutina recomendada por The New York Times dura solo 10 minutos y está pensada para principiantes.

Se divide en dos partes: primero, una secuencia fluida de movimientos llamada “saludo al atardecer”; luego, cinco posturas restaurativas que se mantienen durante más tiempo. El objetivo es preparar al cuerpo para un descanso profundo y relajante. La primera parte incluye inclinaciones laterales, descensos de columna, estocadas y un ascenso vertebral suave. La segunda parte propone posturas estáticas como gato-vaca, postura del niño, torsión supina, estiramiento con banda y una relajación final modificada.

Se aconseja usar accesorios como mantas o cinturones para adaptar las posiciones y evitar molestias. Esta práctica no busca activar el cuerpo, sino desacelerarlo. Más allá de mejorar el sueño, se presenta como una forma accesible de autocuidado diario que promueve el bienestar físico y mental.

¿Cómo dormir mejor?

Para mejorar la calidad del sueño, es fundamental establecer una rutina constante, evitar estimulantes como la cafeína y el alcohol antes de dormir, y practicar técnicas de relajación. También es clave contar con un ambiente adecuado que favorezca el descanso.

Mantener horarios fijos para acostarse y levantarse ayuda a regular el reloj biológico.

Si no puedes dormir, es mejor levantarte y hacer algo tranquilo hasta sentir sueño. Es recomendable evitar bebidas con cafeína o alcohol por la tarde y noche, así como comidas pesadas antes de acostarte. Crear un ambiente cómodo, oscuro, silencioso y con temperatura agradable y realizar actividades relajantes como duchas tibias, lectura o respiración profunda también puede facilitar el descanso.

Además, hacer ejercicio con regularidad (pero no justo antes de dormir), reducir las siestas diurnas y controlar el estrés con meditación son estrategias útiles. Si los problemas persisten, se aconseja acudir a un especialista.