Ni canela ni bicarbonato: el ingrediente que debes colocar en tus plantas para estimular su floración
A lo largo del tiempo, hemos visto cómo el mundo de la jardinería se nutre de trucos caseros que nos brindan soluciones naturales y efectivas, utilizando ingredientes que tenemos en la cocina, como canela o bicarbonato de sodio. De esta forma, se estimula el óptimo crecimiento de las plantas.
Sin embargo, tanto la canela como el bicarbonato no son los únicos ingredientes que benefician a las plantas. Es que expertos sugieren, además, probar las cualidades de la miel en nuestros ejemplares.
Descubre los beneficios de la miel en las plantas
Más allá de ser un delicioso edulcorante, la miel se revela como un poderoso abono y protector, lleno de propiedades antibacterianas y antifúngicas que nos ayudan a mantener nuestras plantas sanas y fuertes. Para nosotros, se ha convertido en una alternativa natural y económica a los productos químicos.
Uno de sus usos más valiosos es para la multiplicación de plantas a través de esquejes. Cuando queremos que una rama o tallo eche nuevas raíces, podemos aplicar un poco de miel en la parte que irá enterrada. Hemos notado que este sencillo paso potencia el desarrollo del esqueje y estimula la formación de raíces, dándole a la futura especie un comienzo más prometedor.
Además de su función como enraizante, la miel actúa como un excelente abono natural. Al mezclar una cucharada de miel con agua y regar nuestras plantas, les proporcionamos una fuente de nutrientes que puede estimular su floración.
También hemos visto que es muy útil para sanar hojas debilitadas: podemos preparar una solución pulverizadora con agua y miel y aplicarla en las zonas afectadas cada diez días. La miel ayuda a proteger la planta de enfermedades y hongos, al mismo tiempo que es ideal para cicatrizar heridas en el tallo después de una poda.
Otro beneficio que nos ha sorprendido es su capacidad para ser una trampa casera contra plagas. Al mezclar miel con levadura y colocar la solución en un recipiente al ras del suelo cerca de las plantas, podemos atrapar y controlar insectos no deseados de forma natural. De esta manera, evitamos el uso de insecticidas químicos y protegemos el ecosistema de nuestro jardín.
