Lo que debes agregar a tu lavadora para tener la ropa más blanca y con un rico aroma
Aunque muchos lo consideran un ingrediente exclusivo de la cocina, el bicarbonato de sodio esconde un secreto poderoso que ha sido transmitido de generación en generación: su capacidad para devolverle la vitalidad a la ropa blanca. Cuando se añade al ciclo de lavado, este polvo alcalino actúa como un potenciador natural del detergente, mejorando su eficacia para eliminar manchas, suavizar las telas y neutralizar los malos olores sin dañar las fibras ni los colores.
¿Cómo utilizar el bicarbonato de sodio en mis lavados?
Solo se necesita una cucharada colmada de bicarbonato de sodio directamente en el tambor de la lavadora junto al jabón habitual. Al entrar en contacto con el agua, el bicarbonato libera una acción efervescente que potencia la limpieza, sin los efectos agresivos de los blanqueadores industriales.

Este ingrediente también mejora la textura de toallas, cortinas y sábanas, manteniéndolas frescas, suaves y libres de bacterias u hongos por más tiempo. Su uso frecuente ayuda a conservar los tejidos en buen estado y a prolongar la vida útil de las prendas. Además, por su origen natural, es una alternativa segura para quienes tienen piel sensible o sufren de alergias, ya que no contiene químicos irritantes como los suavizantes o quitamanchas convencionales.
Su versatilidad permite combinarlo con otros productos caseros como vinagre blanco, limón o jabón neutro, generando una limpieza profunda y respetuosa con los tejidos. Esta sencilla práctica no solo ahorra dinero, sino que también cuida la ropa y al medioambiente.
¿Cómo evitar que la ropa se achique en el lavarropas?
Para evitar que la ropa se encoja durante el lavado, es fundamental tomar algunas precauciones clave en el uso de la lavadora y la secadora. Uno de los aspectos más importantes es lavar con agua fría, ya que el agua caliente tiende a contraer las fibras de los tejidos, lo que genera encogimiento. También es recomendable elegir ciclos de lavado suaves, ya que reducen la agitación y el estiramiento innecesario de las prendas.
En cuanto al secado, lo mejor es usar temperaturas bajas o incluso optar por ciclos de aire. Una buena estrategia es retirar la ropa antes de que esté completamente seca y dejar que termine de secarse al aire libre. Para las prendas más delicadas, usar bolsas de malla puede ofrecer una capa extra de protección tanto en el lavado como en el secado. Otro punto clave es leer siempre las etiquetas de la ropa, ya que allí se indican las instrucciones específicas según el tipo de tejido, incluyendo la temperatura ideal del agua, si debe lavarse a mano o si requiere limpieza en seco.

Además, secar al aire libre es una de las mejores maneras de preservar las fibras textiles, especialmente cuando se trata de ropa sensible. Por último, evitar sobrecargar el lavarropas es esencial, ya que el exceso de ropa aumenta la fricción y puede provocar daños y encogimiento. Siguiendo estas recomendaciones, es posible conservar mejor la forma y el tamaño original de las prendas durante más tiempo.