Lo dice la psicología: por qué cada vez más personas duermen con la puerta abierta

Dormir con la puerta abierta puede reflejar una personalidad confiada, sensible al entorno y con fuerte necesidad de conexión.
Lo dice la psicología: por qué cada vez más personas duermen con la puerta abierta
Aunque puede afectar el sueño, para algunos representa tranquilidad, libertad y seguridad emocional. Foto: Canva
sábado, 19 de julio de 2025

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Dormir con la puerta del dormitorio abierta o cerrada puede parecer un detalle menor, pero en realidad, este hábito cotidiano puede revelar aspectos profundos de tu personalidad y tu relación con el entorno, según afirman expertos en psicología del comportamiento y el sueño.

Para muchas personas, esta elección está asociada a cuestiones prácticas como la temperatura o la ventilación. Sin embargo, en otros casos, se trata de una conducta repetida de forma inconsciente que refleja necesidades emocionales o psicológicas.


¿Qué significa dormir con la puerta abierta?


Quienes optan por dormir con la puerta abierta pueden hacerlo porque les genera una sensación de seguridad, conexión con el resto del hogar o porque desean evitar sentirse encerrados. También puede ser una forma de mantenerse atentos ante cualquier sonido importante durante la noche.


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Desde la psicología, este comportamiento puede indicar una necesidad de libertad, confianza en el entorno y deseo de cercanía con los demás. Las personas que duermen con la puerta abierta suelen rechazar las restricciones, sentirse protegidas en su espacio y mostrar una fuerte conexión con quienes viven en la casa, especialmente si tienen hijos.


En algunos casos, también puede señalar una sensibilidad elevada al entorno, como estar atentos a ruidos inesperados. Respecto a su impacto en el descanso, dormir con la puerta abierta puede generar interrupciones por ruidos, corrientes de aire o cambios de temperatura. No obstante, si esta práctica contribuye a que la persona se sienta tranquila y en control, podría favorecer un sueño más relajado y profundo.


¿Cómo dormir mejor?


Para lograr un sueño de calidad, es fundamental adoptar una serie de hábitos que favorezcan el descanso tanto físico como mental. Establecer una rutina de sueño, acostándose y levantándose todos los días a la misma hora, ayuda a sincronizar el reloj biológico y facilita conciliar el sueño más rápidamente. Incorporar un ritual relajante antes de dormir, como leer, tomar un baño caliente o escuchar música suave, también puede preparar al cuerpo para el descanso.


El entorno juega un papel clave: un dormitorio oscuro, fresco y silencioso favorece la producción de melatonina y promueve un sueño profundo. Además, es recomendable evitar el uso de pantallas antes de acostarse, ya que la luz azul que emiten altera los ritmos naturales del cuerpo. La cama debe reservarse exclusivamente para dormir, evitando otras actividades como trabajar o ver televisión en ella.


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Llevar un estilo de vida saludable también contribuye a dormir mejor. Hacer ejercicio regularmente mejora la calidad del sueño, aunque se aconseja no realizar actividad física intensa justo antes de dormir. En cuanto a la alimentación, es importante evitar comidas copiosas, así como bebidas con cafeína o alcohol durante la tarde o noche. También es útil limitar las siestas a no más de 30 minutos y no tomarlas demasiado tarde.


Si tras varios minutos en la cama no logras dormir, es mejor levantarse y realizar una actividad tranquila hasta sentir somnolencia nuevamente. Finalmente, para reducir el estrés, se pueden practicar técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o el yoga. En caso de sufrir insomnio persistente o dificultades frecuentes para dormir, es aconsejable consultar con un profesional para recibir el tratamiento adecuado. Adoptar estos hábitos puede marcar una gran diferencia en la calidad del descanso nocturno y en el bienestar general.

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